¿Cómo no querer habitar ciertas formas de anonimato? Mirar en la calle, seguir con la vista a alguien de cuya vida todo se desconoce salvo las señas visibles que dan paso a la especulación (el paso más rápido, la mirada distraída, la concentración en un apunte, la conversación despreocupada de un día de trabajo/estudio que ya concluyó). O al revés: el placer de verse asaltado por quien hace una pregunta tras la cortina, arrojando aquello que no se podría -o no se querría- decir de forma directa, sin importar las confianzas.
Monday, 10 November 2014
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