¿A qué llamar un objeto de estudio legítimo?
La pregunta da todas las señales de ser engañosa, una trampa conceptual de la que habría que cuidarse para no caer en los típicos callejones sin salida que suele significar la teorización. Sin embargo, hay tras ella una serie de anclajes que vale la pena explorar al menos. En efecto, toda vez que la pregunta por la legitimidad de un objeto implica ya la idea de que existirían objetos ilegítimos, me parece que hay que al menos preguntarse por la carga crítica que significa reivindicar ciertos objetos.
Hace como un mes (creo, cada vez pierdo más noción del tiempo) escribí sobre M.I.A. y Lady Gaga. Andrea Ocampo me dio la posibilidad de ir a su taller de Cultura pop a leer el texto y comentar un ejercicio análogo que hicieron lxs chicxs. Empecé a hacerme la pregunta, a propósito de un par de comentarios que me hicieron algunas personas, de la forma en que estaba abordando el problema. ¿En qué medida es legítimo pensar sobre Lady Gaga?
Creo que el asunto tiene mucho que ver con una cierta 'sacralización' del trabajo reflexivo. Si bien ha habido una contrapartida de aquello en mucho del corpus 'postmo' de análisis sobre cultura pop, me parece que lleva a un nudo ciego. De una forma u otra, pienso más en lo que hace Slavoj Zizek que una mera etnografía de lo pop. La idea de la crítica como descentramiento, como extrañamiento, como apreciar nuevamente, como dar vuelta las cosas y mirarlas por donde parecería casi obsceno verlas.
Me gusta esa idea. Mirar obscenamente lo pop. Mirar obscenamente lo que se desecha como no-importante, precisamente para poner de manifiesto que no es tan inocuo como se cree. Lady Gaga puede ser vista con demasiada facilidad como diva, como ícono, como show (de manera despectiva o como parte de la multitud de fanáticxs que tiene). Cuesta mucho más darse el trabajo de complejizar, de re-situar al objeto, de posicionarse sin caer en las descalificaciones vulgares.
En cierta forma, estoy esperando el video de 'Alejandro' precisamente a partir de ese espíritu sádico que se supone anima la crítica. Mi relación con Lady Gaga tiene toda la obscenidad de mi 'marxismo heterodoxo y marica'.
Sunday, 6 June 2010
Saturday, 29 May 2010
Enojos
Hay gente que uno casi nunca ve enojarse. Más aún, que cambia absolutamente cuando se enoja. Hoy en la sesión de Grimorio un chico hizo un comentario y Azun y Alejandra reaccionaron. Si Alejandra sólo se limitó a decir 'qué paternalista, para eso mejor no escribamos nada', Azun tuvo que salir y luego lo increpó por clasista. Es extraño eso, pero lo más sorprendente es que el tema se resolvió sin que nadie gritara ni se peleara indefectiblemente. Y eso falta parece en la Universidad. Más de lo que uno piensa.
Monday, 24 May 2010
Púbis salvaje, o, cómo colonizar el post-porno
Hace algunos meses (principios de marzo si mal no recuerdo) fui a una muestra de cortos post-porno organizada con apoyo de la CUDS. Había de todo, desde unos que no pasaban de ser un registro de fiesta S/M hasta otros que demostraban una elaboración reflexiva un tanto más propositiva. Entre ellos, estaban los que había realizado la misma CUDS, que de hecho eran bastante buenos (por sí y en relación a los otros cortos). Había un anclaje en temas locales, aun cuando era claro que quedaban muchas cosas por pulir a nivel formal. Eso, de cualquier modo, no era un impedimento para valorar el trabajo mismo.
De ahí que cuando supe que harían otro taller de postporno quedara con expectativas relativamente altas. Más aún cuando el tema tenía que ver con el contrapunto barbarie/civilización (se entiende entonces el título "Pubis salvaje"), las dicotomías entre sexo sucio v/s higiénico. Hace poco había estado en una sesión más que estimulante de los talleres teóricos que organiza la CUDS, discutiendo de territorio y raza. Supuse, entonces que no sólo harían un video de buena calidad sino que integrarían algunas de las temáticas que se habían discutido en el taller, como por ejemplo el tema del blanqueamiento, las distintas posiciones racializadas de la dominación sexo-genérica en América Latina, &c.
Los resultados del taller fueron subidos recientemente. El video (en blanco y negro y con música 'tribal' de fondo) muestra la progresiva conformación de una orgía de un grupo apenas cubierto con strap-ons y taparrabos, frotándose a sí mismos con fruta y barro. La acción prosigue in crescendo hasta el corte a negro y la irrupción de personajes vistiendo batas y mamelucos blancos, portando metralletas de plástico, quienes se llevan a los salvajes amarrados con implementos sadomasoquistas en medio de gritos y alaridos ininteligibles.
Hasta ahí la descripción.
Si bien en lo audiovisual me parece que el corto está bien logrado, me declaro del todo insatisfecho con lo que logra en el registro más político y teórico. La representación que se establece es del todo dicotómica, en donde los orgiantes (por inventar algún término) quedan como el salvajismo puro y las figuras de blanco como meros higienizadores de la barbarie. Más aún, aquí los salvajes resultan absolutamente diezmados, no hay posibilidad alguna de resistencia; por el contrario, se nos presenta una suerte de pasado idílico que se ve perturbado por la agencia externa e incomprensible de la limpieza étnica de 'los civilizados'. Tanto o más preocupante que esta negación tácita de la agencia de los salvajes son los referentes representacionales que sirven para alimentar la imaginería de los orgiante s. Caras pintadas, poca ropa, y claro, fruta madura (dejo de lado los implementos por motivos que deberían parecer a estas alturas obvios). Aquí lxs realizadorxs acusan un imaginario bastante occidentalizado (por no decir derechamente colonialista), toda vez que estas marcas de salvajismo remiten a espacios que dan la impresión de ser absolutamente otros. Es África, o en el mejor de los casos el Amazonas profundo. Me llama la atención que se hayan escogido estos y no otros referentes para representar la orgía salvaje. Sin ir más lejos, el afiche mismo mostraba una escena típicamente asociada al canibalismo del África negra.
¿Por qué hay recurrir a otro continente para imaginar la barbarie? ¿No es esta operación una forma cómplice del colonialismo, toda vez que se instrumentaliza un repertorio simbólico para hacer identificable 'lo salvaje'? ¿Es acaso imposible tematizar la oposición civilización/barbarie con referentes locales? ¿En qué medida esta escenificación da cuenta de una falta de contacto con la situación específica de las políticas de exterminio racial llevadas a cabo en América Latina y de su desplazamiento hacia la segrecación y el racismo institucionalizado?
A mi juicio, el corto no logra responder estas preguntas satisfactoriamente. Más bien, soy de la opinión que lleva a más callejones que sin salida que a terrenos de apertura de significación respecto de la dicotomía salvaje/civilizado. En la medida que gran parte de las acciones políticas de la disidencia sexual en Chile han apostado por intervenir los espacios de representación, creo que el video replica esquemas colonialistas mediante la estetización del desborde orgiástico de los cuerpos en contacto, en vez de dar pie a formas no-normativas de entender las prácticas sexuales. Se repite aquí lo que Frantz Fanon ya señalaba en Piel negra, máscaras blancas: el negro está absolutamente sexualizado, es la explosión del erotismo puro, lo que queda encarnado en los orgiantes cubiertos de barro y asumiendo la posición de los sujetos racializados. En definitiva, es como si estuviésemos viendo una puesta en escena en el s. XXI de las alegorías continentales del XVI y XVII: América y África descubiertas frente a la Europa dueña de las ciencias.
De ahí que cuando supe que harían otro taller de postporno quedara con expectativas relativamente altas. Más aún cuando el tema tenía que ver con el contrapunto barbarie/civilización (se entiende entonces el título "Pubis salvaje"), las dicotomías entre sexo sucio v/s higiénico. Hace poco había estado en una sesión más que estimulante de los talleres teóricos que organiza la CUDS, discutiendo de territorio y raza. Supuse, entonces que no sólo harían un video de buena calidad sino que integrarían algunas de las temáticas que se habían discutido en el taller, como por ejemplo el tema del blanqueamiento, las distintas posiciones racializadas de la dominación sexo-genérica en América Latina, &c.
Los resultados del taller fueron subidos recientemente. El video (en blanco y negro y con música 'tribal' de fondo) muestra la progresiva conformación de una orgía de un grupo apenas cubierto con strap-ons y taparrabos, frotándose a sí mismos con fruta y barro. La acción prosigue in crescendo hasta el corte a negro y la irrupción de personajes vistiendo batas y mamelucos blancos, portando metralletas de plástico, quienes se llevan a los salvajes amarrados con implementos sadomasoquistas en medio de gritos y alaridos ininteligibles.
Hasta ahí la descripción.
Si bien en lo audiovisual me parece que el corto está bien logrado, me declaro del todo insatisfecho con lo que logra en el registro más político y teórico. La representación que se establece es del todo dicotómica, en donde los orgiantes (por inventar algún término) quedan como el salvajismo puro y las figuras de blanco como meros higienizadores de la barbarie. Más aún, aquí los salvajes resultan absolutamente diezmados, no hay posibilidad alguna de resistencia; por el contrario, se nos presenta una suerte de pasado idílico que se ve perturbado por la agencia externa e incomprensible de la limpieza étnica de 'los civilizados'. Tanto o más preocupante que esta negación tácita de la agencia de los salvajes son los referentes representacionales que sirven para alimentar la imaginería de los orgiante s. Caras pintadas, poca ropa, y claro, fruta madura (dejo de lado los implementos por motivos que deberían parecer a estas alturas obvios). Aquí lxs realizadorxs acusan un imaginario bastante occidentalizado (por no decir derechamente colonialista), toda vez que estas marcas de salvajismo remiten a espacios que dan la impresión de ser absolutamente otros. Es África, o en el mejor de los casos el Amazonas profundo. Me llama la atención que se hayan escogido estos y no otros referentes para representar la orgía salvaje. Sin ir más lejos, el afiche mismo mostraba una escena típicamente asociada al canibalismo del África negra.
¿Por qué hay recurrir a otro continente para imaginar la barbarie? ¿No es esta operación una forma cómplice del colonialismo, toda vez que se instrumentaliza un repertorio simbólico para hacer identificable 'lo salvaje'? ¿Es acaso imposible tematizar la oposición civilización/barbarie con referentes locales? ¿En qué medida esta escenificación da cuenta de una falta de contacto con la situación específica de las políticas de exterminio racial llevadas a cabo en América Latina y de su desplazamiento hacia la segrecación y el racismo institucionalizado?
A mi juicio, el corto no logra responder estas preguntas satisfactoriamente. Más bien, soy de la opinión que lleva a más callejones que sin salida que a terrenos de apertura de significación respecto de la dicotomía salvaje/civilizado. En la medida que gran parte de las acciones políticas de la disidencia sexual en Chile han apostado por intervenir los espacios de representación, creo que el video replica esquemas colonialistas mediante la estetización del desborde orgiástico de los cuerpos en contacto, en vez de dar pie a formas no-normativas de entender las prácticas sexuales. Se repite aquí lo que Frantz Fanon ya señalaba en Piel negra, máscaras blancas: el negro está absolutamente sexualizado, es la explosión del erotismo puro, lo que queda encarnado en los orgiantes cubiertos de barro y asumiendo la posición de los sujetos racializados. En definitiva, es como si estuviésemos viendo una puesta en escena en el s. XXI de las alegorías continentales del XVI y XVII: América y África descubiertas frente a la Europa dueña de las ciencias.
Thursday, 29 April 2010
M.I.A - Born free
Ha estado movida la cosa en estos días alrededor del último video de M.I.A. Subido a Youtube primero, luego bajado, subido de nuevo con advertencia 'para mayores de 18', y finalmente bajado, hoy hay que verlo en VIMEO.
Más que concentrarme en la polémica sobre qué es mostrable y qué no, considero más importante enfocarse en aquellas cosas que está movilizando el video. En particular, me interesa el contraste que es posible detectar entre 'Born free' y 'Telephone' (o, para ser más precisos, el conjunto de videoclips 'artísticos' de Lady GaGa). Mi postura aquí es que parecemos estar frente a dos aproximaciones que, si bien en lo formal pueden verse similares o analogables, entrañan apuestas casi radicalmente distintas (¿excluyentes?) respecto de qué proyecto político se apoya.
Una de las cosas más notables en el video de M.I.A es el contrapunto risible, casi carnavalesco entre la primera secuencia de allanamientos y represión policial y el momento en que el chico capturado entra al bus y se ve confrontado a la mirada de sus 'congéneres'. Los impactados parece que somos aquí nosotrxs, puesto que la primera pregunta que se nos plantea es: ¿qué mierda es esto? Hay una intereferencia en el hecho de que un video que se ve por todas partes como si fuera una de las varias producciones de gringos en guerra (The Hurt Locker, por ejemplo), pero que trata básicamente sobre la limpieza étnica de pelirrojos. ¿Qué tan serio es esto? Se ve 'serio', pero ahí están los pelirrojos, poniéndole una cuota de ridículo a todo el asunto.
Es precisamente esta dimensión de ridículo, de algo que 'no puede ser en serio', la que le da su mayor fuerza al video. Hay algo de 'ominoso' [unheimlich], que es precisamente este momento de interferencia. Sin pensar en un mensaje, creo que el video permite plantear la pregunta no sólo por las formas de ejecución de la War on Terror que vienen llevando adelante los gobiernos occidentales (con USA a la cabeza), sino también por quiénes son lxs sujetxs de la represión que significa el 'anti-terrorismo'. Al nivel de lo literal, hay al menos dos cosas que son brutalmente ciertas: a) es desde EEUU, y no cualquier otro país, desde donde se han planteado los lineamientos de la guerra contra el Terror y b) hay una represión que al interior de países primermundistas, tiene un carácter de clase que no puede obviarse. No obstante, es el hecho de que sean pelirrojos (y no cualquier tipo de sujetos) el que constituye el giro más interesante. En un plano transicional entre lo literal y lo metafórico, entre la metonimia y la obviedad, la condición físicamente visible, más aún corporizable del color de pelo obliga a un gesto reflexivo: ¿no hay acaso también una corporalización del Terror y de los terroristas? ¿No es acaso el 'enemigo de la democracia' un enemigo identificable a partir de atributos físicos? La biopolítica de la legibilidad en todo su esplendor.
Si pensamos por un momento en 'Born free' versus 'Telephone' o 'Bad Romance', la oposición será ahora más clara. Si en un lado el planteamiento de un video relativamente desligado de la canción (abandonando uno de los supuestos comerciales del videclip: mostrar al artista cantando la canción en algún punto) logra armar una narrativa capaz de abrir preguntas sobre el estatuto del orden político represivo del primer mundo, al otro lado vemos una explosión de barroquismo esteticista, un desborde de la exploración acerca de lo montable y escenificable audovisualmente en la mercancía-espectáculo del video musical. Atender meramente al hecho de que sean 'videos largos', o 'videos de autor' es finalmente mistificarlos.
Ciertamente, el contraste que he planteado es hasta ahora simplista y dicotómico. Estoy bien al tanto de ello, pero me parece que son las consecuencias de un primer esbozo analítico. De cualquier modo, me parece que no puede soslayarse el punto siguiente: lo que está presente al interior de estos objetos visuales es un proyecto político. Y querámoslo o no, optar por el proyecto detrás de 'Born free' no puede equipararse a optar por 'Bad romance'. No digo que en estos momentos específicos hay una exclusión mutua, pero en última instancia (y de haberla), me parece que la carga más o menos emancipatoria, más o menos reaccionaria/funcional, debe ser problematizada. No, no da lo mismo si elegimos ver a Beyoncé en el Pussy Wagon o a pelirrojos corriendo por un campo minado.
Más que concentrarme en la polémica sobre qué es mostrable y qué no, considero más importante enfocarse en aquellas cosas que está movilizando el video. En particular, me interesa el contraste que es posible detectar entre 'Born free' y 'Telephone' (o, para ser más precisos, el conjunto de videoclips 'artísticos' de Lady GaGa). Mi postura aquí es que parecemos estar frente a dos aproximaciones que, si bien en lo formal pueden verse similares o analogables, entrañan apuestas casi radicalmente distintas (¿excluyentes?) respecto de qué proyecto político se apoya.
Una de las cosas más notables en el video de M.I.A es el contrapunto risible, casi carnavalesco entre la primera secuencia de allanamientos y represión policial y el momento en que el chico capturado entra al bus y se ve confrontado a la mirada de sus 'congéneres'. Los impactados parece que somos aquí nosotrxs, puesto que la primera pregunta que se nos plantea es: ¿qué mierda es esto? Hay una intereferencia en el hecho de que un video que se ve por todas partes como si fuera una de las varias producciones de gringos en guerra (The Hurt Locker, por ejemplo), pero que trata básicamente sobre la limpieza étnica de pelirrojos. ¿Qué tan serio es esto? Se ve 'serio', pero ahí están los pelirrojos, poniéndole una cuota de ridículo a todo el asunto.
Es precisamente esta dimensión de ridículo, de algo que 'no puede ser en serio', la que le da su mayor fuerza al video. Hay algo de 'ominoso' [unheimlich], que es precisamente este momento de interferencia. Sin pensar en un mensaje, creo que el video permite plantear la pregunta no sólo por las formas de ejecución de la War on Terror que vienen llevando adelante los gobiernos occidentales (con USA a la cabeza), sino también por quiénes son lxs sujetxs de la represión que significa el 'anti-terrorismo'. Al nivel de lo literal, hay al menos dos cosas que son brutalmente ciertas: a) es desde EEUU, y no cualquier otro país, desde donde se han planteado los lineamientos de la guerra contra el Terror y b) hay una represión que al interior de países primermundistas, tiene un carácter de clase que no puede obviarse. No obstante, es el hecho de que sean pelirrojos (y no cualquier tipo de sujetos) el que constituye el giro más interesante. En un plano transicional entre lo literal y lo metafórico, entre la metonimia y la obviedad, la condición físicamente visible, más aún corporizable del color de pelo obliga a un gesto reflexivo: ¿no hay acaso también una corporalización del Terror y de los terroristas? ¿No es acaso el 'enemigo de la democracia' un enemigo identificable a partir de atributos físicos? La biopolítica de la legibilidad en todo su esplendor.
Si pensamos por un momento en 'Born free' versus 'Telephone' o 'Bad Romance', la oposición será ahora más clara. Si en un lado el planteamiento de un video relativamente desligado de la canción (abandonando uno de los supuestos comerciales del videclip: mostrar al artista cantando la canción en algún punto) logra armar una narrativa capaz de abrir preguntas sobre el estatuto del orden político represivo del primer mundo, al otro lado vemos una explosión de barroquismo esteticista, un desborde de la exploración acerca de lo montable y escenificable audovisualmente en la mercancía-espectáculo del video musical. Atender meramente al hecho de que sean 'videos largos', o 'videos de autor' es finalmente mistificarlos.
Ciertamente, el contraste que he planteado es hasta ahora simplista y dicotómico. Estoy bien al tanto de ello, pero me parece que son las consecuencias de un primer esbozo analítico. De cualquier modo, me parece que no puede soslayarse el punto siguiente: lo que está presente al interior de estos objetos visuales es un proyecto político. Y querámoslo o no, optar por el proyecto detrás de 'Born free' no puede equipararse a optar por 'Bad romance'. No digo que en estos momentos específicos hay una exclusión mutua, pero en última instancia (y de haberla), me parece que la carga más o menos emancipatoria, más o menos reaccionaria/funcional, debe ser problematizada. No, no da lo mismo si elegimos ver a Beyoncé en el Pussy Wagon o a pelirrojos corriendo por un campo minado.
M.I.A, Born Free from ROMAIN-GAVRAS on Vimeo.
Thursday, 22 April 2010
Saturday, 17 April 2010
Berufszeichnen
Cuando entré a la U, encontraba fantástico que la gente que estudia ciencias, medicina y carreras asociadas usara delantal. No tanto por la idea de uniforme, sino por tener algún tipo de vestimenta o símbolo del oficio. Tal y como los gremios medievales tenían signos que los identificaban. Más que un asunto de reconocibilidad, me parece interesante esa idea de generar comunidades simbólicas en torno a estos elementos que no siempre tienen una función 'práctica'. La semana pasada vi un video para una campaña de Converse. Hablaba un tipo que era artista visual, mostraba su taller, cosía telas, paseaba por Rosas viendo géneros, mostacillas y demases.
Y pensé que de buenas a primeras uno no asocia el trabajo de lxs historiadorxs a ropa, signos, o espacios específicos. Hay una dispersión tal en términos temáticos y metodológicos que no pareciera haber un lugar o un objeto. Pero mirado con más detención, sí los hay. Sí hay lugares que uno frecuenta y donde uno trabaja. En primer año Alejandra nos hizo leer El taller del historiador, y lo encontré fantástico. Si uno se imagina el oficio del historiar, están sobre todo los libros, las bibliotecas, y los archivos, en toda su fructífera amplitud. Puede que no haya una vestimenta de historiadorxs, pero está la escritura, está el caminar con libros en la mano, está el tomar notas, el observar, el leer, el realizar las operaciones fetichistas de entrar en contacto con 'los originales', de hacer entrevistas. De confrontarse a la inmensidad más inabarcable o a la ausencia más angustiante. Al desorden de catálogos que no existen. A bibliografías interminables. En ese sentido, lxs historiadorxe somos más humanistas de lo que a algunos les gustaría.
Y pensé que de buenas a primeras uno no asocia el trabajo de lxs historiadorxs a ropa, signos, o espacios específicos. Hay una dispersión tal en términos temáticos y metodológicos que no pareciera haber un lugar o un objeto. Pero mirado con más detención, sí los hay. Sí hay lugares que uno frecuenta y donde uno trabaja. En primer año Alejandra nos hizo leer El taller del historiador, y lo encontré fantástico. Si uno se imagina el oficio del historiar, están sobre todo los libros, las bibliotecas, y los archivos, en toda su fructífera amplitud. Puede que no haya una vestimenta de historiadorxs, pero está la escritura, está el caminar con libros en la mano, está el tomar notas, el observar, el leer, el realizar las operaciones fetichistas de entrar en contacto con 'los originales', de hacer entrevistas. De confrontarse a la inmensidad más inabarcable o a la ausencia más angustiante. Al desorden de catálogos que no existen. A bibliografías interminables. En ese sentido, lxs historiadorxe somos más humanistas de lo que a algunos les gustaría.
Tuesday, 13 April 2010
Invectivas laicistas
Esta última semana la gran mayoría de los medios (de información?), por no decir todos, se han encargado casi sin falta de recordarnos la presencia en Chile de Tarcisio Bertone. El Secretario de Estado del Vaticano fue recibido por Piñera el mismo día en que Placebo estuvo por La Moneda. Piñera aprovechó, considerando que el caballero andaba por la zona, de invitar a su jefe para que se diera una vuelta por el fundo, cuando tenga tiempo.
Quisiera aventurar aquí una opinión que parecería ridícula: en Chile el laicismo se ha vuelto imposible, y volverlo posible debe ser una consigna no sólo de izquierda, sino especialmente de la izquierda marica. Digo que es una opinión que parecería ridícula porque me parece que en su aparente simpleza y obviedad están implicadas cosas bastante más substantivas que el mero anticlericalismo.
Que el laicismo se ha vuelto imposible queda evidenciado por dos ausencias notorias: la reciente ola de denuncias por abusos sexuales asociados a instituciones católicas (y la polémica asociada a actuales jerarcas de la Iglesia, Ratzinger incluído) y las declaraciones de Bertone ayer mismo a la prensa desvinculando celibato y pedofilia, asociándola con clara convicción a la homosexualidad. Quizás debería haber dicho que el anticlericalismo es lo que se ha vuelto imposible, aunque yo mismo no puedo delimitar con claridad qué concepto sería más preciso en esta situación.
De cualquier manera, ni la clase política ni los medios han sido capaces de relevar los temas ni de ponerlos en discusión más amplia. Me parece que ello no hace sino demostrar el grado de compromiso con una esfera de discusión pública sin ánimos de abandonar la hegemonía de los elementos más opresivos del catolicismo. En otras palabras: la presencia actual de Bertone en Chile y sus dichos son avalados por el servilismo casi ultramontano de Gobierno, Derecha y Concertación, mucho más dispuestos a lamerle el culo a una sarta de pensionistas europeos que viven de la explotación de la caridad de los pocos fieles pobres convencidos que le quedan (y de las generosas donaciones de legiones de fundamentalistas que exhudan la riqueza del país).
Al igual que los sectores empresariales, la Iglesia Católica no quiere admitir el grado de intervención política que tiene como sector organizado. Precisamente el ocultamiento de las formas mediante las cuales supervisa parámetros fundamentales de la discusión política, especialmente aquellos relacionados con la sexualidad, el género, y la corporalidad, hace que sea urgente el buscar una manera de quebrar su influencia. Porque, por mucho que Canal 13 renueve su logo cada dos años y busque alolarse, hoy funciona tanto como una máquina de propaganda gobiernista como el nicho desde el cual se admite la dominación invisibilizada del catolicismo reaccionario.
Ciertamente, esta es una polémica que huele a modernismo por todas partes. Y debiera. Porque si hay algo que debiese teñir cualquier invectiva contra la jerarquía católica y sus simpatizantes de las élites políticas, sociales, y económicas, es el hecho de que en América Latina catolicismo y colonialismo han estado asociados desde un comienzo. El hecho es que ha sido la propia Iglesia la que se ha encargado de dejar en el silencio tanto el abuso sexual como a sus voces críticas internas (surgidas de la misma Latinoamérica!). De ahí que me parezca que si buscamos algo así como la emancipación de la heterosexualidad obligatoria, situada desde nuestra posición como sociedad tercermundista buscando compulsivamente asimilarse a una postmodernización neoliberal, se vuelva necesario: denunciar la complicidad de la esfera pública chilena con la mantención de relaciones de subordinación ideológica respecto de los postulados reaccionarios que emanan desde el Vaticano; atacar descarnadamente el encubrimiento y silenciamiento del accionar político de la Iglesia, especialmente en su reforzamiento explítico de la heterosexualidad obligatoria.
En definitiva, el llamado sería a quebrar (si es necesario mediante violencia - simbólica, material, intelectual, nunca tenemos suficientes armas) el consenso político nacional, podrido y rezumante del papismo más náuseabundo. Si ha de existir tal cosa como la nación de lxs chilenxs, entonces esta no será católica, así sea necesario tener que meterse uno por uno en el culo los crucifijos del país.
Quisiera aventurar aquí una opinión que parecería ridícula: en Chile el laicismo se ha vuelto imposible, y volverlo posible debe ser una consigna no sólo de izquierda, sino especialmente de la izquierda marica. Digo que es una opinión que parecería ridícula porque me parece que en su aparente simpleza y obviedad están implicadas cosas bastante más substantivas que el mero anticlericalismo.
Que el laicismo se ha vuelto imposible queda evidenciado por dos ausencias notorias: la reciente ola de denuncias por abusos sexuales asociados a instituciones católicas (y la polémica asociada a actuales jerarcas de la Iglesia, Ratzinger incluído) y las declaraciones de Bertone ayer mismo a la prensa desvinculando celibato y pedofilia, asociándola con clara convicción a la homosexualidad. Quizás debería haber dicho que el anticlericalismo es lo que se ha vuelto imposible, aunque yo mismo no puedo delimitar con claridad qué concepto sería más preciso en esta situación.
De cualquier manera, ni la clase política ni los medios han sido capaces de relevar los temas ni de ponerlos en discusión más amplia. Me parece que ello no hace sino demostrar el grado de compromiso con una esfera de discusión pública sin ánimos de abandonar la hegemonía de los elementos más opresivos del catolicismo. En otras palabras: la presencia actual de Bertone en Chile y sus dichos son avalados por el servilismo casi ultramontano de Gobierno, Derecha y Concertación, mucho más dispuestos a lamerle el culo a una sarta de pensionistas europeos que viven de la explotación de la caridad de los pocos fieles pobres convencidos que le quedan (y de las generosas donaciones de legiones de fundamentalistas que exhudan la riqueza del país).
Al igual que los sectores empresariales, la Iglesia Católica no quiere admitir el grado de intervención política que tiene como sector organizado. Precisamente el ocultamiento de las formas mediante las cuales supervisa parámetros fundamentales de la discusión política, especialmente aquellos relacionados con la sexualidad, el género, y la corporalidad, hace que sea urgente el buscar una manera de quebrar su influencia. Porque, por mucho que Canal 13 renueve su logo cada dos años y busque alolarse, hoy funciona tanto como una máquina de propaganda gobiernista como el nicho desde el cual se admite la dominación invisibilizada del catolicismo reaccionario.
Ciertamente, esta es una polémica que huele a modernismo por todas partes. Y debiera. Porque si hay algo que debiese teñir cualquier invectiva contra la jerarquía católica y sus simpatizantes de las élites políticas, sociales, y económicas, es el hecho de que en América Latina catolicismo y colonialismo han estado asociados desde un comienzo. El hecho es que ha sido la propia Iglesia la que se ha encargado de dejar en el silencio tanto el abuso sexual como a sus voces críticas internas (surgidas de la misma Latinoamérica!). De ahí que me parezca que si buscamos algo así como la emancipación de la heterosexualidad obligatoria, situada desde nuestra posición como sociedad tercermundista buscando compulsivamente asimilarse a una postmodernización neoliberal, se vuelva necesario: denunciar la complicidad de la esfera pública chilena con la mantención de relaciones de subordinación ideológica respecto de los postulados reaccionarios que emanan desde el Vaticano; atacar descarnadamente el encubrimiento y silenciamiento del accionar político de la Iglesia, especialmente en su reforzamiento explítico de la heterosexualidad obligatoria.
En definitiva, el llamado sería a quebrar (si es necesario mediante violencia - simbólica, material, intelectual, nunca tenemos suficientes armas) el consenso político nacional, podrido y rezumante del papismo más náuseabundo. Si ha de existir tal cosa como la nación de lxs chilenxs, entonces esta no será católica, así sea necesario tener que meterse uno por uno en el culo los crucifijos del país.
Sunday, 11 April 2010
Los rostros de la plebe
"Un día cualquiera, Isidro Peña, un mestizo natural de Pisco, de oficio arriero, ingresa a Lima trayendo leña desde Santa Inés y tiene, por razones que no interesan, una pelea con un zambo esclavo, que lo agrede, le arroja piedras, lo deja malherido y, en todo momento, no cesa de insultarlo, 'choléandolo' y diciéndole 'otras palabras deshonestas'. El mestizo acabará hospitalizado, por lo que su mujer decide ir a quejarse ante el amo de agresor, quien le replica diciéndole 'que era criminosa porque era chola...'. Otro caso similar: una mujer fue insultada 'con las palabras de Puta, Chola, arrastrada, indigna y sobrada...'"
Alberto Flores Galindo, Los rostros de la plebe, Barcelona, Crítica, 2001, p. 91. Énfasis mío
Alberto Flores Galindo, Los rostros de la plebe, Barcelona, Crítica, 2001, p. 91. Énfasis mío
Saturday, 10 April 2010
El Bicentenario, el terremoto, y las trampas de la identidad nacional
Si de un tiempo a esta parte la conmemoración del Bicentenario se veía venir como una sucesión casi inescapable de eventos de celebración, con los últimos acontecimientos pareciera que las actividades de rememoración adquirirán un cariz bastante diferente. En lo que sigue, me gustaría poder ofrecer algunas apreciaciones al respecto, con el objetivo de establecer preguntas en torno a las cuales pueda girar una discusión un tanto más crítica del asunto. Para ello, haré un contraste entre los discursos previos que proyectaban la conmemoración y los giros que han adquirido, tanto tras el terremoto como después del cambio de mando. Mi tesis aquí es que el marcado énfasis en asuntos identitarios y patrimoniales son parte de un discurso más amplio de unidad nacional que tiene la potencialidad de suprimir evaluaciones críticas de la historia de Chile a la luz de los 200 años de la Junta de 1810.
En gran medida, el proyecto de la Concertación como bloque político podía/puede (la actualidad tanto de la Concertación como de su(s) proyecto(s) puede discutirse, pero no es este el lugar) definirse por enfatizar, desde una óptica progresista, el tránsito de la sociedad chilena hacia el 'desarrollo'. Con definiciones un tanto vagas respecto del contenido de este desarrollo (lo que no impidió que se instalara como parte del consenso político partidista), se pensaba el Bicentenario como un hito en el cual sería posible constatar el avance de país. De ahí que una serie de proyectos se alinearan tras el nombre 'Bicentenario', como forma de unificar bajo un gran paraguas las aspiraciones de la Concertación. Equidad de género, protección social, dinamismo económico, infraestructura moderna, pero también una política cultural de 'democratización', especialmente del patrimonio, son todos elementos que a mi juicio dan una idea de hacia dónde pensaba la Concertación la celebración del Bicentenario.
Si bien tanto el terremoto como el cambio de coalición en el Gobierno permitiría plantear razonablemente un giro en los énfasis de la conmemoración, hay que constatar cómo la anterior Oposición ha sido también partícipe de la retórica del desarrollo del siglo XXI. No obstante este consenso, es claro que ha habido nuevas orientaciones, dentro de las cuales quizás la más visible ha sido el llamado a la 'reconstrucción y la unidad nacional'. El campo político ha estado atravesado en el último mes de esas dos palabras, las cuales en gran medida restingen el vocabulario de los actores (institucionales, partidistas, o sociales). Quisiera hacer una analogía - aún cuando no es un ejercicio que históricamente tenga validez 'probatoria'. Si pensamos en el contexto de la I Guerra, muchos opositores del conflicto armado, especialmente socialistas y comunistas, se vieron entrampados en una discusión que los hacía ver como anti-patriotas si es que formulaban algún tipo de suspicacia respecto del esfuerzo de guerra. Así, casi en abierta contradicción con sus principios internacionalistas, el Partido Socialdemócrata alemán dio su apoyo a los Créditos de Guerra para no verse marginado del sistema político del momento.
En una manera similar, cualquier crítica a las formas de 'celebración del Bicentenario' que se propone instalar el gobierno corre el riesgo de ser fichada como anti-chilena. La memoria oficial (léase estatal) se perfile en torno a un regreso a discursos sumamente esencialistas de 'lo chileno'. Así, hay que tomarse un poco más en serio la justificación en el cambio de logo. Frente a esa suerte de modernización tecnocrática de los cubos de colores, la llegada de una imagen que contrapone un 'Gobierno de Chile' con tonos de casa comercial a un escudo de Chile que no deja de verse como medalla militar. La operación, en términos generales, es hacer pasar por 'lo chileno' aquello que las élites políticas y culturales de la derecha identifican como tal. De ello se sigue el énfasis en un patrimonialismo conservacionista, que apunta a mantener las cosas 'tal cual', y evitar cualquier noción de cambio o modificación creativa.
Ni qué hablar de las formas en cómo se imagina la historia del país. Ciertamente, las divisiones son mucho más claras a la hora de hablar del pasado reciente (recordemos el episodio de 'Grandes chilenos' que terminó con la elección de Salvador Allende como personaje epónimo). No debería sorprendernos ver una profusión de O'Higgins, Carrera, Portales y Cía. invadir el espacio público. Aun cuando en ambientes académicos hay mucha discusión avanzada al respecto, la mayor parte de lxs dirigentxs políticos no parecen concebir una continuidad de estructuras coloniales en la 'vida republicana'. Así, el pasado aparece como algo desproblematizado, sin tensiones, con pasos simples de una época a otra.
Para cerrar, me gustaría plantear algunas preguntas que ojalá alentaran la discusión. ¿En qué medida es la apelación a una unidad nacional una estrategia que apunta a silenciar la disidencia política? ¿Cuáles son las continuidades y los cambios sobre los cuáles deberíamos discutir al calor del Bicentenario? ¿Qué es lo que queremos recordar en esta ocasión? ¿A quiénes? ¿Cómo? Quizás, debería haber partido por una pregunta más elemental: ¿por qué celebrar ahora y no en otra fecha? ¿Por qué pensar que la historia de Chile cambió en 1810?
En gran medida, el proyecto de la Concertación como bloque político podía/puede (la actualidad tanto de la Concertación como de su(s) proyecto(s) puede discutirse, pero no es este el lugar) definirse por enfatizar, desde una óptica progresista, el tránsito de la sociedad chilena hacia el 'desarrollo'. Con definiciones un tanto vagas respecto del contenido de este desarrollo (lo que no impidió que se instalara como parte del consenso político partidista), se pensaba el Bicentenario como un hito en el cual sería posible constatar el avance de país. De ahí que una serie de proyectos se alinearan tras el nombre 'Bicentenario', como forma de unificar bajo un gran paraguas las aspiraciones de la Concertación. Equidad de género, protección social, dinamismo económico, infraestructura moderna, pero también una política cultural de 'democratización', especialmente del patrimonio, son todos elementos que a mi juicio dan una idea de hacia dónde pensaba la Concertación la celebración del Bicentenario.
Si bien tanto el terremoto como el cambio de coalición en el Gobierno permitiría plantear razonablemente un giro en los énfasis de la conmemoración, hay que constatar cómo la anterior Oposición ha sido también partícipe de la retórica del desarrollo del siglo XXI. No obstante este consenso, es claro que ha habido nuevas orientaciones, dentro de las cuales quizás la más visible ha sido el llamado a la 'reconstrucción y la unidad nacional'. El campo político ha estado atravesado en el último mes de esas dos palabras, las cuales en gran medida restingen el vocabulario de los actores (institucionales, partidistas, o sociales). Quisiera hacer una analogía - aún cuando no es un ejercicio que históricamente tenga validez 'probatoria'. Si pensamos en el contexto de la I Guerra, muchos opositores del conflicto armado, especialmente socialistas y comunistas, se vieron entrampados en una discusión que los hacía ver como anti-patriotas si es que formulaban algún tipo de suspicacia respecto del esfuerzo de guerra. Así, casi en abierta contradicción con sus principios internacionalistas, el Partido Socialdemócrata alemán dio su apoyo a los Créditos de Guerra para no verse marginado del sistema político del momento.
En una manera similar, cualquier crítica a las formas de 'celebración del Bicentenario' que se propone instalar el gobierno corre el riesgo de ser fichada como anti-chilena. La memoria oficial (léase estatal) se perfile en torno a un regreso a discursos sumamente esencialistas de 'lo chileno'. Así, hay que tomarse un poco más en serio la justificación en el cambio de logo. Frente a esa suerte de modernización tecnocrática de los cubos de colores, la llegada de una imagen que contrapone un 'Gobierno de Chile' con tonos de casa comercial a un escudo de Chile que no deja de verse como medalla militar. La operación, en términos generales, es hacer pasar por 'lo chileno' aquello que las élites políticas y culturales de la derecha identifican como tal. De ello se sigue el énfasis en un patrimonialismo conservacionista, que apunta a mantener las cosas 'tal cual', y evitar cualquier noción de cambio o modificación creativa.
Ni qué hablar de las formas en cómo se imagina la historia del país. Ciertamente, las divisiones son mucho más claras a la hora de hablar del pasado reciente (recordemos el episodio de 'Grandes chilenos' que terminó con la elección de Salvador Allende como personaje epónimo). No debería sorprendernos ver una profusión de O'Higgins, Carrera, Portales y Cía. invadir el espacio público. Aun cuando en ambientes académicos hay mucha discusión avanzada al respecto, la mayor parte de lxs dirigentxs políticos no parecen concebir una continuidad de estructuras coloniales en la 'vida republicana'. Así, el pasado aparece como algo desproblematizado, sin tensiones, con pasos simples de una época a otra.
Para cerrar, me gustaría plantear algunas preguntas que ojalá alentaran la discusión. ¿En qué medida es la apelación a una unidad nacional una estrategia que apunta a silenciar la disidencia política? ¿Cuáles son las continuidades y los cambios sobre los cuáles deberíamos discutir al calor del Bicentenario? ¿Qué es lo que queremos recordar en esta ocasión? ¿A quiénes? ¿Cómo? Quizás, debería haber partido por una pregunta más elemental: ¿por qué celebrar ahora y no en otra fecha? ¿Por qué pensar que la historia de Chile cambió en 1810?
Notas de discusión de campo
"Es que en el fondo, para nosotrxs siempre estaba ese problema de la legitimidad, de qué tan válido era lo que estábamos diciendo. Porque claro, resulta fácil al principio decir tal o cual cosa sobre un grupo, un colectivo... Pero de repente nos preguntamos '¿y por qué?'. Todo ese asunto de la subalternidad, de hablar por, de tomar el lugar del objeto de estudio, el mismo problema ese del objeto de estudio. Y de ahí vino obviamente el momento de tensión cuando algunos pensamos '¿y por qué no?', porque creíamos entonces, y seguimos creyendo ahora en cierta manera, que no había por qué limitarse ni castrarse. Que al final, si íbamos a andar haciendo historiografía, o filosofía, o crítica literaria, o sociología, o lo que fuese, no podíamos renunciar a algo que pensábamos que tenía un valor crítico fundamental. Algo que, mal que les pesara al resto, era precisamente lo que nos había hecho plantear esa pregunta..."
Saturday, 3 April 2010
Kolonie
Nos juntábamos a conversar. De lo que fuera en realidad, pero en especial de cómo olvidar el habla, y la escritura, de cómo desaprender esas formas de sujeción, de cómo hacerse una manera propia de sujeción que fuera un apoyo y no un encadenamiento. Hablábamos de gente que escribe muy lejos de este país, seguramente sin tener idea alguna de que lanzaban su escritura como una botella flotante. Y pensábamos '¿tenemos derecho a abrir ese mensaje?' o más aún '¿por qué tenemos que pedir permiso para poder leer ese mensaje?' o quizás 'si ese mensaje no está dirigido a nosotrxs, ¿por qué nos sentimos interpelados por él?'. Éramos (y seguimos siendo, qué duda cabe) lxs bastardxs de la colonialidad rebelada. Al menos eso queríamos pensar.
Thursday, 11 March 2010
Cambio de mando
Hoy:
- Hubo una réplica como media hora antes del cambio de mando. 7,2º en Rancagua. Casi todxs me dicen que ha sido de las más largas desde el terremoto.
- Cuando estaban todxs lxs políticxs en el Congreso dieron alerta de tsunami. Nadie hizo nada.
- Tremendously pathetic ceremony. Piñera sin tener la menor idea qué hacer (y Pizarro menos).
Mucha gente está entre desanimada y enojada porque hoy haya 'partido' el gobierno de la derecha. Al mismo tiempo, esa gente también está expresando un cariño casi incondicional a Bachelet. Ambas cosas me provocan suspicacia. Porque no es que el país de antes no haya sido 'de derecha'. Y me extraña el aura casi sacral que cubre a Bachelet. Yo en lo personal no tengo nada contra ella. Creo que es buena persona incluso, mucho más que los otros presidentes de la Concertación (que en el mejor de los casos -i.e., Aylwin- eran medios huevoncitos), pero ciertamente eso no quita que igual tenga a Velasco de Ministro de Hacienda y que bajo su gobierno hayan aparecido las zanjas en la Araucanía.
¿Será peor ahora? Yo creo que sí, pero no será una debacle cómo muchxs concertacionistas creen. Y hay que prepararse para estar inundados por la retórica de la unidad nacional, de aquí hasta que se termine la 'reconstrucción' post-terremoto. Son tiempos difíciles, pero hay que pensar que los tiempos anteriores tampoco han sido fáciles.
- Hubo una réplica como media hora antes del cambio de mando. 7,2º en Rancagua. Casi todxs me dicen que ha sido de las más largas desde el terremoto.
- Cuando estaban todxs lxs políticxs en el Congreso dieron alerta de tsunami. Nadie hizo nada.
- Tremendously pathetic ceremony. Piñera sin tener la menor idea qué hacer (y Pizarro menos).
Mucha gente está entre desanimada y enojada porque hoy haya 'partido' el gobierno de la derecha. Al mismo tiempo, esa gente también está expresando un cariño casi incondicional a Bachelet. Ambas cosas me provocan suspicacia. Porque no es que el país de antes no haya sido 'de derecha'. Y me extraña el aura casi sacral que cubre a Bachelet. Yo en lo personal no tengo nada contra ella. Creo que es buena persona incluso, mucho más que los otros presidentes de la Concertación (que en el mejor de los casos -i.e., Aylwin- eran medios huevoncitos), pero ciertamente eso no quita que igual tenga a Velasco de Ministro de Hacienda y que bajo su gobierno hayan aparecido las zanjas en la Araucanía.
¿Será peor ahora? Yo creo que sí, pero no será una debacle cómo muchxs concertacionistas creen. Y hay que prepararse para estar inundados por la retórica de la unidad nacional, de aquí hasta que se termine la 'reconstrucción' post-terremoto. Son tiempos difíciles, pero hay que pensar que los tiempos anteriores tampoco han sido fáciles.
Wednesday, 10 March 2010
Alice in Wonderland
Ahora a todo el mundo le gusta Alicia en el País de las maravillas. Corrección: a todo el mundo siempre le ha gustado. (Quizás debe ser porque a todo el mundo 'siempre le ha gustado' Tim Burton). El asunto es que tengo ganas de ver la película precisamente porque no pretende ser un reemplazo de la anterior, porque la anterior tiene la gracia de que es una película bacán a pesar de ser de Disney.
La primera vez que vi Alicia en el País de las maravillas fue en un video, grabada de la tele, específicamente del Canal 13 (cuando todavía no le daba por cambiar su logo cada dos años y tenía la apertura de transmisiones con el angelito después de las barras de colores). De hecho, la película tenía partes de comerciales y no partía 'desde el principio'. A lo largo del tiempo, hay partes que me sé más o menos de memoria.
El caso es: el estreno de Alicia se atrasó y no hay ninguna justificación razonable para ello. Quizás sea que la película no es ni tan buena a fin de cuentas y la alharaca sea medio fútil, pero igual tengo ganas de alegar contra la idiotez encarnada de algunas personas.
La primera vez que vi Alicia en el País de las maravillas fue en un video, grabada de la tele, específicamente del Canal 13 (cuando todavía no le daba por cambiar su logo cada dos años y tenía la apertura de transmisiones con el angelito después de las barras de colores). De hecho, la película tenía partes de comerciales y no partía 'desde el principio'. A lo largo del tiempo, hay partes que me sé más o menos de memoria.
El caso es: el estreno de Alicia se atrasó y no hay ninguna justificación razonable para ello. Quizás sea que la película no es ni tan buena a fin de cuentas y la alharaca sea medio fútil, pero igual tengo ganas de alegar contra la idiotez encarnada de algunas personas.
Saturday, 6 March 2010
Monday, 1 March 2010
Acontecer infausto
No sacamos mucho con repetir lo de Rolando Mellafe en términos de sus tesis. En otras palabras, lo importante no es decir 'oh, Mellafe tenía razón'. Lo relevante es poder tomarlo como punto de partida para reflexionar a partir de la contingencia. Hacer de la contingencia una contingencia capaz de no sacrificar una actitud crítica.
Lo que ha quedado en evidencia tras el terremoto no ha sido la 'incapacidad' de la infraestructura, ni la 'falta' de preparación de las autoridades. Las crisis de escasez, los saqueos, y los brotes de violencia son la muestra más cruda del estado podrido de las relaciones sociales en Chile. Las reacciones de uno y otro lado dan cuenta de cómo hemos perdido casi todas nuestras capacidades para solidarizar de manera real (y no sólo a través de cosas como la Teletón). 'We are completely helpless because we've been un-taught how to be a community'. Y es precisamente por eso que hay personas que se sientes con derecho a robar y otras que piden (con más o menos grados de ambigüedad) que se les dispare a las primeras.
I think we're quite fucked. Quite.
Lo que ha quedado en evidencia tras el terremoto no ha sido la 'incapacidad' de la infraestructura, ni la 'falta' de preparación de las autoridades. Las crisis de escasez, los saqueos, y los brotes de violencia son la muestra más cruda del estado podrido de las relaciones sociales en Chile. Las reacciones de uno y otro lado dan cuenta de cómo hemos perdido casi todas nuestras capacidades para solidarizar de manera real (y no sólo a través de cosas como la Teletón). 'We are completely helpless because we've been un-taught how to be a community'. Y es precisamente por eso que hay personas que se sientes con derecho a robar y otras que piden (con más o menos grados de ambigüedad) que se les dispare a las primeras.
I think we're quite fucked. Quite.
Wednesday, 24 February 2010
Die Kontrakte des Kaufmanns
Creo que me estoy obsesionando con la obra que fui a ver de Elfriede Jelinek. Pillé unos videos del montaje original en Hamburg y, si bien creo que el que vi en Freiburg no era defectuoso ni mediocre, ciertamente el original le lleva ventaja y media.
Encargué el libro y mañana tengo que ir a buscarlo a una librería que queda como a 15 minutos en Metro. Por el momento, algunos extractos:
Ihr Geld lebt jetzt bei uns, es hat es da gut, arbeitet, treibt Sport, macht Ferien.
Sie konnten es nur vorübergehend beherbergen, Ihr kleines Kapital. Jetzt lebt es bei uns. Es lebt gerne bei uns. Es lebt jetzt auf einer schönen Insel...
Wir haben ins Nichts investiert... In weniger als nichts... Wir haben in ein Unternehmen investiert, das es gar nicht gibt.
Su dinero vive ahora con nosotros, le va bien, trabaja, hace deporte, va de vacaciones.
Sólo podían alojarlo temporalmente, su pequeño capital. Ahora vive con nosotros. Vive feliz con nosotros. Ahora vive en una linda isla.
Invertimos en la nada... en menos que nada... Invertimos en un negocio que nunca existió.
Encargué el libro y mañana tengo que ir a buscarlo a una librería que queda como a 15 minutos en Metro. Por el momento, algunos extractos:
Ihr Geld lebt jetzt bei uns, es hat es da gut, arbeitet, treibt Sport, macht Ferien.
Sie konnten es nur vorübergehend beherbergen, Ihr kleines Kapital. Jetzt lebt es bei uns. Es lebt gerne bei uns. Es lebt jetzt auf einer schönen Insel...
Wir haben ins Nichts investiert... In weniger als nichts... Wir haben in ein Unternehmen investiert, das es gar nicht gibt.
Su dinero vive ahora con nosotros, le va bien, trabaja, hace deporte, va de vacaciones.
Sólo podían alojarlo temporalmente, su pequeño capital. Ahora vive con nosotros. Vive feliz con nosotros. Ahora vive en una linda isla.
Invertimos en la nada... en menos que nada... Invertimos en un negocio que nunca existió.
Contrastes políticos
En Chile no hay previsión para todxs, y acá en Alemania el FDP dice que 'todo aquel que sea joven y esté sano debe aceptar trabajo'. Mientras acá se pelean por deshacer el Estado de Bienestar, en Chile soñaríamos con una 'renta básica'.
Es gibt noch Mauern, die, was vorstellbar ist, trennen.
Es gibt noch Mauern, die, was vorstellbar ist, trennen.
Tuesday, 9 February 2010
Porqué lxs liberales (y lxs progresistas de paso) se engañan a sí mismxs
La situación política tras las últimas elecciones en Chile da la apariencia (o al menos así lo quieren presentar los sectores 'vencedores') de un desplazamiento del conflicto; desde el proyecto transicional de la Concertación v/s la mera oposición de los grupos destronados por ella, hacia una suerte de 'segunda transición', en la cual el conflicto se verificaría en la oposición liberales v/s conservadores. En la lectura de la Concertación, la pelea sería entre progresistas y 'el resto del mundo'. Lo que en definitiva resalta es que las luchas ya no podrían darse ni el campo de la posición respecto del pasado (ie, cómo asumimos los legados de la Dictadura) ni tampoco en la construcción de un proyecto alternativo al consenso refrendado por la política transicional (ie, la propuesta de un orden no-neoliberalizado).
Me parece que ambas posturas, por diferentes que puedan verse en un principio, tienen en común el presupuesto ideológico básico de cómo se circunscribe el campo de lo político. Además, me da la impresión de que ambas lecturas tienen como transfondo ideológico diversas formas de liberalismo (con excepción de la UDI, donde las cosas son un tanto más complejas, pero eso no es lo que me interesa ahora). Si por un lado, amplios sectores Piñeristas se posicionan desde un liberalismo económico nada sorprendente, hay otros que, habiendo comulgado con ideas de Marco Enríquez-Ominami, mantienen una creencia en un liberalismo social (precisamente quienes se inflaron como pavos reales - de circo - tras la inclusión de una pseudopareja gay en la franja de Piñera). Por su parte, sólo los sectores más 'radicales' de la Concertación adoptan una postura equiparable con el consenso de la socialdemocracia europea, mientras que el resto del progresismo oscila entre un socialcristianismo asistencialista y un progresismo que no es más que liberalismo con sentimiento de culpa, pero que ante la disyuntiva de salvar a un pobre o a un banco ya sabemos qué hace.
Donde se engañan lxs liberales (de casi todas las variedades) no es tanto en su praxis como en su teoría. Sostengo aquí que el problema del liberalismo es su forma de entender el funcionamiento de la sociedad, las denominaciones de lo político, las articulaciones de la economía con la totalidad de lo social, und so weiter. Al partir de la base de una subjetividad individual y abstracta, dotada de cierta 'naturaleza' (de las que se seguirían derechos inalienables, como la propiedad, la vida y bla bla...), la operación inicial de la elaboración teórica liberal deja fuera de su pensamiento la historicidad como condición de posibilidad de la reflexividad. En otras palabras, no sólo el contenido de la teorización liberal llega a ser a-histórico (los DDHH, por ejemplo, o el mercado como entidad abstracta con leyes autónomas), sino la forma de la reflexión aparece bajo la figura de un observador desencarnado de sus condiciones concretas.
A mi modo de ver, es precisamente este a-historicismo el que imposibilita en última instancia la colaboración política entre liberales/progresistas y la 'izquierda', entendida esta como el conjunto de lxs sujetxs políticxs críticxs de las relaciones de dominación actualmente imperantes. No es ninguna sorpresa que las teorías liberales de la dominación y la opresión sean ridículamente simplistas, pecando casi siempre de un individualismo que llega al paroxismo de la frase famosa de Margaret Thatcher: 'There is no such thing as society, there are only individual men, women, and families...'
Por tomar un ejemplo, la diferencia entre el liberal-progesismo y el liberal-conservadurismo respecto del conflicto mapuche es que a los progres los motiva una mala conciencia, mientras que la derecha diagnostica el problema como uno de: a) seguridad; b) propiedad (en otras palabras, cercena el proceso de opresión de las comunidades, tanto en la brutalidad de las corridas de cerco, la construcción de zanjas y la intrusión policial - violencia subjetiva - como en las consecuencias económicas de la ruralización - violencia objetiva).
¿Qué hacer entonces con el liberalismo?
Me parece que ambas posturas, por diferentes que puedan verse en un principio, tienen en común el presupuesto ideológico básico de cómo se circunscribe el campo de lo político. Además, me da la impresión de que ambas lecturas tienen como transfondo ideológico diversas formas de liberalismo (con excepción de la UDI, donde las cosas son un tanto más complejas, pero eso no es lo que me interesa ahora). Si por un lado, amplios sectores Piñeristas se posicionan desde un liberalismo económico nada sorprendente, hay otros que, habiendo comulgado con ideas de Marco Enríquez-Ominami, mantienen una creencia en un liberalismo social (precisamente quienes se inflaron como pavos reales - de circo - tras la inclusión de una pseudopareja gay en la franja de Piñera). Por su parte, sólo los sectores más 'radicales' de la Concertación adoptan una postura equiparable con el consenso de la socialdemocracia europea, mientras que el resto del progresismo oscila entre un socialcristianismo asistencialista y un progresismo que no es más que liberalismo con sentimiento de culpa, pero que ante la disyuntiva de salvar a un pobre o a un banco ya sabemos qué hace.
Donde se engañan lxs liberales (de casi todas las variedades) no es tanto en su praxis como en su teoría. Sostengo aquí que el problema del liberalismo es su forma de entender el funcionamiento de la sociedad, las denominaciones de lo político, las articulaciones de la economía con la totalidad de lo social, und so weiter. Al partir de la base de una subjetividad individual y abstracta, dotada de cierta 'naturaleza' (de las que se seguirían derechos inalienables, como la propiedad, la vida y bla bla...), la operación inicial de la elaboración teórica liberal deja fuera de su pensamiento la historicidad como condición de posibilidad de la reflexividad. En otras palabras, no sólo el contenido de la teorización liberal llega a ser a-histórico (los DDHH, por ejemplo, o el mercado como entidad abstracta con leyes autónomas), sino la forma de la reflexión aparece bajo la figura de un observador desencarnado de sus condiciones concretas.
A mi modo de ver, es precisamente este a-historicismo el que imposibilita en última instancia la colaboración política entre liberales/progresistas y la 'izquierda', entendida esta como el conjunto de lxs sujetxs políticxs críticxs de las relaciones de dominación actualmente imperantes. No es ninguna sorpresa que las teorías liberales de la dominación y la opresión sean ridículamente simplistas, pecando casi siempre de un individualismo que llega al paroxismo de la frase famosa de Margaret Thatcher: 'There is no such thing as society, there are only individual men, women, and families...'
Por tomar un ejemplo, la diferencia entre el liberal-progesismo y el liberal-conservadurismo respecto del conflicto mapuche es que a los progres los motiva una mala conciencia, mientras que la derecha diagnostica el problema como uno de: a) seguridad; b) propiedad (en otras palabras, cercena el proceso de opresión de las comunidades, tanto en la brutalidad de las corridas de cerco, la construcción de zanjas y la intrusión policial - violencia subjetiva - como en las consecuencias económicas de la ruralización - violencia objetiva).
¿Qué hacer entonces con el liberalismo?
Saturday, 6 February 2010
Letzte Nachrichten
Algunas observaciones sobre acontecimientos de las últimas semanas:
Erstens: Ayer fuimos a Strasßburg (Strasbourg en francés). Visitamos el Parlamento Europeo y demás cosas, pero el problema fue que gracias a un par de retrasos el resto del día fue desastroso. Mal almuerzo, fui a un café y me atendieron pésimo, y sólo tuvimos como media hora libre para dar vueltas por la ciudad. Mañana hay una cata de vino, así que espero que eso esté mejor.
Zweitens: Si no me equivoco, la semana pasada se filtraron noticias (cuya veracidad es hasta el momento ni indesmentible ni inconfirmable) sobre declaraciones de Rolando Jiménez (presidente del Movimiento de Liberación e Integración Homosexual - MOVILH), quien habría sostenido la conveniencia política de mantener la trans-sexualidad como patología, con tal de lograr acercamientos con el gobierno de Piñera. Al respecto, es más que recomendable el artículo de Panchiba en DisidenciaSexual, que también le lleva discusión, pelea, escupo y demases.
Al respecto, estoy de acuerdo con lo que plantea Panchiba al decir que el campo de la diferencia sexual no está dividido de manera horizontal entre 'orientaciones', sino más bien que las diferentes prácticas que se llevan a cabo (podríamos decir, los agenciamientos) dentro de éste están inscritas dentro de una jerarquía. El goce sexual no está igualmente aceptado para todxs, y en ese sentido, hoy una pareja de lelas perfectamente comportadas (residentes en alguna ciudad primermundista) y con una relación estable ocupa un lugar más alto en la pirámide sexual que una puta s/m heterosexual.
La pregunta está, entonces, en cómo es posible llevar adelante una política de disidencia sexual capaz de romper con la hegemonización de la diferencia sexual que han hecho el MOVILH y el MUMS. El problema de sus propuestas no está (solamente) en la victimización que hacen de las 'minorías discriminadas', ni tampoco en los deseos incontrolables de lograr reconocimiento institucional. La cuestión más delicada está en cómo han logrado hacer del sexo, el género, y el deseo un campo 'despolitizado'. Fieles a su espíritu progresista, organizaciones como el MOVILH terminan haciendo mucho por despojar de su carga política a los regímenes sexuales dentro de los cuales nos encontramos. Ni qué decir su brutal omisión de la variable de clase en la situación de lxs Trans (sin la cual no podríamos entender por qué se vuelve necesario dialogar con el Ministerio de Salud). Tal y como lxs 'progres' de la Concertación hablan de reforma laboral sin hablar de clase, el MOVILH habla de Ley Antidiscriminación sin hablar de Heteronormatividad Reproductiva (lo que también explica los silencios en torno a cuestiones de aborto &c).
More to come on this issue...
Erstens: Ayer fuimos a Strasßburg (Strasbourg en francés). Visitamos el Parlamento Europeo y demás cosas, pero el problema fue que gracias a un par de retrasos el resto del día fue desastroso. Mal almuerzo, fui a un café y me atendieron pésimo, y sólo tuvimos como media hora libre para dar vueltas por la ciudad. Mañana hay una cata de vino, así que espero que eso esté mejor.
Zweitens: Si no me equivoco, la semana pasada se filtraron noticias (cuya veracidad es hasta el momento ni indesmentible ni inconfirmable) sobre declaraciones de Rolando Jiménez (presidente del Movimiento de Liberación e Integración Homosexual - MOVILH), quien habría sostenido la conveniencia política de mantener la trans-sexualidad como patología, con tal de lograr acercamientos con el gobierno de Piñera. Al respecto, es más que recomendable el artículo de Panchiba en DisidenciaSexual, que también le lleva discusión, pelea, escupo y demases.
Al respecto, estoy de acuerdo con lo que plantea Panchiba al decir que el campo de la diferencia sexual no está dividido de manera horizontal entre 'orientaciones', sino más bien que las diferentes prácticas que se llevan a cabo (podríamos decir, los agenciamientos) dentro de éste están inscritas dentro de una jerarquía. El goce sexual no está igualmente aceptado para todxs, y en ese sentido, hoy una pareja de lelas perfectamente comportadas (residentes en alguna ciudad primermundista) y con una relación estable ocupa un lugar más alto en la pirámide sexual que una puta s/m heterosexual.
La pregunta está, entonces, en cómo es posible llevar adelante una política de disidencia sexual capaz de romper con la hegemonización de la diferencia sexual que han hecho el MOVILH y el MUMS. El problema de sus propuestas no está (solamente) en la victimización que hacen de las 'minorías discriminadas', ni tampoco en los deseos incontrolables de lograr reconocimiento institucional. La cuestión más delicada está en cómo han logrado hacer del sexo, el género, y el deseo un campo 'despolitizado'. Fieles a su espíritu progresista, organizaciones como el MOVILH terminan haciendo mucho por despojar de su carga política a los regímenes sexuales dentro de los cuales nos encontramos. Ni qué decir su brutal omisión de la variable de clase en la situación de lxs Trans (sin la cual no podríamos entender por qué se vuelve necesario dialogar con el Ministerio de Salud). Tal y como lxs 'progres' de la Concertación hablan de reforma laboral sin hablar de clase, el MOVILH habla de Ley Antidiscriminación sin hablar de Heteronormatividad Reproductiva (lo que también explica los silencios en torno a cuestiones de aborto &c).
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Saturday, 30 January 2010
Kommando Rhino
Me gustan los cafés de Freiburg. Me gusta que cerca de donde vivo haya unxs okupas viviendo en casas rodantes (se llaman Kommando Rhino). Creo que más que gustarme, tanto los cafés como el Kommando Rhino me hacen pensar que es posible el llevar adelante otras formas de realidad (other Lebenswelts) que sean menos opresivas, o que hagan la vida más vivible. Básicamente, constatar empíricamente que las formas de vida que existen en Chile no son, stricto sensu, necesarias.
¿Hay que rehabilitar el humanismo? Y si es así, ¿cómo? ¿en qué dirección? En lo personal no sé si se trata de hacer un nuevo humanismo o de re-descubrir lo que significa la emancipación. There's a thrill and a danger there (cf. Benjamin).
¿Hay que rehabilitar el humanismo? Y si es así, ¿cómo? ¿en qué dirección? En lo personal no sé si se trata de hacer un nuevo humanismo o de re-descubrir lo que significa la emancipación. There's a thrill and a danger there (cf. Benjamin).
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