Primeras impresiones de Concierto barroco, de Alejo Carpentier (La Habana: Editorial Letras Cubanas, 1987):
- Cantidad no es calidad. El libro tiene poco más de 120 páginas, pero no es menos potente por eso.
- Es bacán cuando se cruzan registros. Abordar el barroco como período, que puede encontrar soluciones distintas en medios diferentes. Y de ahí al neobarroco. Mezclar, también, nacionalidades, porque Carpentier pone a Domenico Scarlatti, Antonio Vivaldi, y George Friedrich Haendel tocando juntos en un convento en Venezia.
- A veces la crítica a la posición subordinada de América Latina en relación a Europa no tiene por qué formularse en función de una prosa vociferante, incendiaria, que repite las mismas fórmulas una y otra vez. A veces puede recurrirse a la ópera, a Vivaldi, al carnaval veneciano, a decir que Madrid es fome comparado con Ciudad de México. Tampoco ser incendiario está mal, pero es posible adoptar otros tonos.
- Hay tópicos y tropos que vuelven una y otra vez. Me pregunto si es que ahora también andan dando vueltas y no me he dado cuenta. ¿O será que los gestos que hace Carpentier no son replicables hoy? ¿Cuánto aguanta la analogía?
Eso por mientras.
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