Se ha dicho, con razón, que nuestros pueblos han estado ausentes
de todas las citas amorosas con la ciencia, la literatura, el arte, la
belleza y la ternura en que ha participado el ser humano durante los
tres últimos siglos. En realidad, estábamos presentes a nuestra manera:
es decir, con nuestro sudor y nuestros sufrimientos. Eramos en Asia, en
Africa, en América Latina, el combustible biológico, que antes de la era
de la electricidad, hizo posible el Siglo de las Luces y otras aventuras
universalizantes de la cultura occidental.
Wednesday, 22 August 2018
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