La cocina suele, en general, ponernos a prueba sin que nos demos cuenta. Yo le hago el quite a los postres, por ejemplo, por cuestiones de precisión. No tengo costumbre de cuidarme con las medidas y confío mucho más en esa modulación paulatina de los sabores que da el probar "de a poco"; o bien, derechamente, me arrojo hacia el terreno inexplicable del "ojo" (una intuición de la me muestro -la mayoría del tiempo- escéptico y hasta burlón).
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment