Thursday 27 February 2014

Años sesenta

; me gusta investigar sobre los sesenta porque siento que es como ir a un lugar que nunca conociste pero que se ve tan bacán y acogedor que lo único que quieres es recrearlo de alguna forma, pero no se puede.

Tuesday 11 February 2014

(De Arguedas)

Quién eres, sombra,
negra sombra,
muerta.

Yo no sé
no sé nada
de ti,
¡au! triste sombra
sin nombre
ciega,
sin cabeza,
sin manos;
sólo dos huesos fríos:
¡llorad!
No te conoce sino la muerte.

(De Benjamin)

Die Lüge hat eine konstitutive Beziehung zur Rede (so daß Lüge durch Schweigen unsittlich ist).
La mentira tiene una relación constitutiva con el habla (de modo que la mentira por medio del silencio es inmoral).
"Notas para un trabajo sobre la mentira".

Sunday 2 February 2014

El patetismo no se va sin más. Los 'malos hábitos' recurrentes siguen ahí: hablar de más (no hacer otra cosa que no sea un parloteo incesante); la incapacidad para leer la situación; una facilidad para entregarse sin ninguna precaución.

A fin de cuentas, vuelve la pregunta de siempre: ¿qué hace a un sujeto tan indeseable, pero incapaz de provocar el rechazo explícito que significa el asco o la rabia? ¿No sería tanto mejor la honestidad brutal y dura? Hay algo más humano en esa frialdad que en la fachada de interés, del "gracias pero no" que sustenta las miradas cruzadas. Tampoco es humanizar la crueldad, sino plantear la posibilidad de que vivamos en un mundo en el cual los afectos no sean un terreno tan devastado.

No me lo explico realmente de no ser por ese gran cartel -invisible para uno mismo, claro- que trunca los movimientos, que impide la manifestación real y más profunda de cualquier atractivo. Y ahí, la mezcla con todo lo de siempre: la autoestima, el cuerpo que no calza con nada (ni consigo mismo), los deseos frustrados una y otra vez, el historial de haber puesto más de la cuenta (o nunca lo suficiente). Pareciera el tropiezo continuo que lleva a la conclusión obvia de sentirse inculiable o por completo ininteresante.

Tal vez sea una mejor alternativa abandonar todo intento y sencillamente dedicarme a labores domésticas. No tengo talento para otras cosas que no sean preparar comida, servir copetes y hacer algo de humor mientras sapeo conversaciones ajenas y meto la cuchara desde la cocina. De ahí, que se vayan los chicos y yo me quedo esperando, me sienta más que la simulación indigna de la pista de baile. No, mejor quedarse en casa, preparar camas y dejar armado el desayuno para el día siguiente ("¿Té, café, yoghurt? ¿Pan con palta, mermelada?"). Lo peor, en realidad, no es asumir que esa es la tarea que me sienta ahora, después de una vida desbocada, porque eso nunca existió, sino que siempre fue lo mismo que ahora. "Sentir la ausencia de lo que nunca se tuvo, sólo por ver su manifestación actual y presente".