Monday 27 January 2014

Nunca antes la sensación de pertinencia de la frase inicial de Kafka en su "Carta al padre" ("und wenn ich hier versuche, Dir schriftlich zu antworten"). Las consecuencias de aquello que ha de expresarse deben, por su propia fuerza, dar cauce a lo incompleto, al negativo de la experiencia de efectos devastadores a causa de la magnitud de la materia.

Wednesday 22 January 2014

Memoriales amnésicos

¿Qué hacer cuando la historia se escribe borrando con el codo? ¿Cómo reaccionamos frente a la instalación de "hitos fundacionales" que hacen caso omiso de la densidad temporal que se acumula antes de ellos? Sale en las noticias una nota sobre la inauguración del "Memorial por la diversidad" en homenaje a Daniel Zamudio, y me pregunto si acaso es tan necesario que repitamos esos malos gestos de momentos anteriores: recordar sin asumir que, con ello, se fuerza un olvido. 

Tal vez se trate de ese hábito constitutivo de las personas no-heterosexuales -más marcado todavía en las organizaciones que hoy hegemonizan un tenue movimiento social- de vivir con la memoria lo más corta posible. Toda nuestra existencia, parece, se juega en la fugacidad de lo que no puede ni debe permanecer: la disco, el espectáculo, la música, los gestos. Entonces, cuando hay acciones que de forma deliberada instalan el olvido no puedo hacer más que enojarme. ¿Por qué insistir en la desmemoria cuando ya estamos tan asediados por ella?

Escudriño las pantallas y doy con el discurso de Rolando Jiménez, las declaraciones de la ministra Pérez e imágenes de claveles frente a un bloque de concreto. "Daniel aceleró la aprobación de la Ley Antidiscriminatoria, al tiempo que fue la primera víctima de la homofobia mencionada con nombre y apellido por la máxima autoridad del país, el presidente de la República". Desconcierto frente a esta frase. Y más rabia también, porque resulta que ahora lo importante es que una muerte aceleró el trámite de un mal proyecto, y eso es lo que merece ser recordado. Lo que vale inscribir en el relato colectivo que tenemos sobre nuestro pasado es que una figura, un "angelito" le dio a un puñado de organizaciones del gremialismo sexual la posibilidad de figurar como paladines de un mártir. Son las políticas públicas el espacio en el que tendríamos que reconocernos, no la lucha o la organización o la militancia.

Con su relato estatista, leguleyo y lastimero, Jiménez violenta la memoria que, de a poco y con persistencia furiosa, se ha intentado construir desde una orilla disidente. Me impacta que, en su discurso, no haya mención alguna de las víctimas del incendio en la Divine. No diría que me sorprende, porque sé bien qué esperar de un sujeto misógino y voraz por el poder, capaz de las alianzas más sucias y de los gestos más mezquinos. Pero no puedo no sentirme afectado por el hecho de que frente a una tragedia que debiésemos sentir como propia por la forma en que se hicieron presentes todos los mecanismos opresivos de la dictadura: hostigamiento policial, investigaciones negligentes, cierres del caso sin resultado alguno. 

No logro comprender cómo es que dejamos de lado esta memoria. Con toda honestidad, me cuesta imaginar una forma humana y ética de recordar que implique mandar al tarro de la basura una historia dolorosa sólo por privilegiar un hecho mediático reciente que ha dado rentables dividendos a dirigentes anquilosados y autocráticos. Parece que es más importante quedar en la buena con las autoridades de turno (los inconspicuos generentes del Estado) en vez de luchar por una conciencia colectiva que asuma la herida de una justicia negada y que permita, al mismo tiempo, la construcción de una lucha emancipadora. Y, sin embargo, los ejemplos de memorias desplazadas son tantos que me asombro de mi indignación, para, inmediatamente, desautorizar este asombro y reponer la rabia constructiva. 

Quienes nos reconocemos hoy en el campo de la disidencia sexual tenemos que asumir esta asimetría: no contamos con medios para lograr imponer desde arriba un recuerdo, y por eso mismo la tarea -persistente y furiosa, como las locas que somos- es la construcción solidaria de un relato que dignifique la lucha. Que no deje bajo la alfombra a lesbianas, trans e intersexuales. Que no asuma, en definitiva, que la fragilidad a la estamos expuestxs es parte de una sociedad opresiva que nos violenta de forma simultánea y múltiple. Recordar el dolor, pero no a costa de la negación de otros dolores que son tanto o más propios y urgentes de memoria.

Monday 20 January 2014

Conversar: tocarse frente a frente. O seguir el dictamen de Quignard ("Oir es ser tocado a distancia"). Una voz que se cuenta algo, luego la escucha atenta y la respuesta que acusa recibo del desenvolvimiento de la pasión. Así, una mano hace remolinos en el cabello cuando comienza el diálogo. Dos amigos en el intercambio de lo íntimo que se juega entre ambos, tocándose mediante la palabra sin lograr que la distancia se desenmarañe del todo.

Tuesday 7 January 2014

Acuerdo de Vida en Pareja: otro espejismo más

Andan diciendo por ahí que el Senado aprobó la idea de legislar sobre el proyecto de ley de Acuerdo de Vida en Pareja, el mentado AVP. Caras felices y celebraciones por este "primer paso histórico". Y, sin embargo, de lo que no se habla es del feroz disparo en el pie que significa este "pasito" vis-à-vis la demanda por matrimonio igualitario. Porque, como era de esperarse, la estrategia gradualista de reformas legales que han adoptado las agrupaciones LGBT hegemónicas (Movilh, =Iguales, parcialmente MUMS, entre otras) no es otra cosa que una incapacidad para leer el escenario político en que nos encontramos, lo mismo que la propia historia del movimiento LGBT de los últimos veinticinco años.

De lo primero, creo, todxs podríamos opinar. ¿No resulta acaso extraño que se apueste de forma tan vigorosa por la vía legistalitva, justo en un momento histórico en el cual los movimientos sociales con mayor capacidad de cambio han evidenciado las limitaciones del Congreso a la hora de responder a las demandas? Parece irrisorio, además, que se busque un empuje justo en la última hora de un gobierno de derecha, con lo que se produce el paradojal efecto de prestarle ropa al sector que con más tozudez se oponen a cualquier cambio en la ley. En ese sentido, el apoyo masivo real de las agrupaciones LGBT es un chiste; si ya es cuestionable que el movimiento estudiantil o el sindicalismo, tal como existen, pongan en riesgo serio la gobernabilidad del país, la capacidad de movilización de =Iguales y el Movilh con suerte se reduce a tres hitos del año con un carácter meramente festivo. Es, en definitiva, absurdo que, mientras un grupo amplio -a la vez que heterogéneo- de actores sociales empuja para un lado, el movimiento por la diversidad sexual tome el camino contrario. Pensar que el AVP es una primera piedra en el camino hacia el matrimonio igualitario es como seguir creyendo que el arancel diferenciado es un primer paso hacia la gratuidad.

Que lo anterior tiene que ver con una forma de entender la política en estas agrupaciones debiera saltar a la vista. De lo que se trata es de la pureza: no contaminar las dos o tres demandas y menos aún -¡horror de horrores!- darle una proyección social mayor. Si el argumento -uno de los favoritos de la derecha y de la izquierda machista- de que estos no son temas prioritarios para el país tiene algún eco, ello se debe a que no ha habido inteligencia política en vincular la opresión genérico-sexual a un conjunto mayor. Significa un riesgo para las actuales cúpulas LGBT, que se pelean una parcela mísera de poder como los mejores escalonistas o girardistas, sin preocupación por lo que se agita en la calle y más allá de ella. Entraña la posibilidad de perder la capacidad de hablar por, de administrar la palabra de un conjunto fantasma de personas. En Chile, nadie cede poder así sin más.

Y, dentro del tráfago celebratorio, queda en el fondo del cajón una demanda legal que sí es urgente y que sí requiere de una movilización social de masas: la Ley de Identidad de Género (LIG). A pesar de que la historia reciente ha mostrado que tras cada conquista legal viene un repliegue fuerte (y bien feo) para las agrupaciones LGBT, se ha apostado por esta bolsa de challa en vez de apuntar a un instrumento legal que sí le otorgue una dignidad mínimamente aceptable a las personas trans. Si el AVP sigue su curso, ello puede significar que se postponga la discusión sobre matrimonio por cuatro años más, y quién sabe cuánto le quede a la LIG. De ahí que sea una responsabilidad de nosotrxs, lxs feministas, el empujar una agenda política con algo más de sensatez y criterio de las necesidades reales de lxs oprimidxs. Ello requiere de un trabajo fuerte, sostenido y cuesta arriba, pero que es hoy más auspicioso que antes, no obstante los tumbos y desaciertos cupulares. No importa que Rolandito se pierda, una vez más, en el espejismo del Congreso dadivoso y progre, siempre y cuando mantengamos el trabajo de articulación y construcción política, ese que no se reduce al acarreo de militantes, sino a la creación de sentido común, de solidaridad, de tejido organizativo autónomo, de capacidad de reflexión, de solidaridad multisectorial. Que los Larraínes se vayan a casar o a avepear, lo mismo da: ellos no son imprescindibles para la transformación profunda y radical que anhelamos y necesitamos.

Thursday 2 January 2014

A propósito de "Hey, hey, hey".

Pocas otras cosas debería provocar el video del último single de Los Tres que no fuesen desconcierto, rabia o indignación, aun de quienes han salido a defender el clip. Nuevamente se reflota el argumento de que quienes criticamos no seríamos otra cosa que "feministas amargadas", "histéricas", "gente sin sentido del humor"; el machismo que se blinda tras la cortina del sarcasmo, acusándola a una de poco vuelo o de seriedad excesiva. 

No me interesa ahora el contenido. El video está a la vista, lo mismo que los comentarios profusos. Me surge, en realidad, sólo una pregunta. Si tanta repulsión nos causa que se banalicen el femicidio y el erotismo lésbico (doble banalización de ambas, pues, si del primero se hace justificación y burla -con la letra y el 'baile' del cuerpo amortajado-, al segundo se lo utiliza como marco frívolo de la sátira noir, aniquilando a las protagonistas, a la vez que se lo representa como válido solamente merced a las actrices que, sumisas, cumplen los cánones dominantes de belleza), entonces, ¿cuál creemos que sería una representación legítima de la violencia machista? ¿Cabe, acaso, desmenuzar el video para dar con aquello que nos irrita al punto de la verborrea?

El desafío no es menor. De momento, no se me ocurre cómo resolver el entuerto, porque no bastaría con decir que una representación que se fugue de estos clichés será, por ello mismo, una representación feminista. Lejos de ello, la pregunta nos obliga a pensar en cómo la representación de la violencia nos afecta, aun más allá de la querencia ideológica. Como se desprenden de incontables ejemplos pop, no es la adscripción militante la que otorga, necesariamente, las herramientas de la liberación. Es, en parte, tarea de la crítica (y no me refiero con ello al trabajo pseudo-profesional de un grupete intelectualizado, sino a la tarea crítica, esa que le es propia a cada cual que se confronta desnaturalizadamente con las cosas, incluso si esa confrontación recurre al tan vilipendiado sentido común) el desempacar esos sentidos emancipatorios. Pensar-hacer una imagen de las manifestaciones múltiples del patriarcado heterosexual que nos comprometa con su eliminación me resulta una tarea tan difícil como necesaria. De seguro que su elaboración ha ya empezado, no me cabe duda, pero videos como "Hey, hey, hey" refuerzan las urgencias y las angustias.