Tuesday 16 May 2006

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IN PRINCIPIO, CREAVIT (insertar nombre posiblemente venerable y conflictivo aquí) COELUM ET TERRAM. ET TERRAM AUTEM EST INANE ET VACUA. Continuar perorata de cosmogénesis hasta que adquiera suficiente coherencia como para crear discrepancias capaces de hacer que un grupo efectivamente mate a otro por su interpretación herética. Sumar dos mil años, un mesías y sucesivas escisiones del ‘tronco doctrinal’ más los eventos bélicos respectivos. Cocer a fuego lento y rallar un poco de documentación apócrifa revelada en televisión por cable al tiempo que un best-seller pseudohistórico se incorpora batiendo a punto de nieve.

Después de leer lo anterior (Summa Heresiarca Apócrifa Hermenéutica Contemplativa Fenomenológica Fosfobinara de acuerdo al Dr. Johannes von Munchhausen, teólogo), nos queda claro por qué Parra dice que las guerras religiosas son caldos de cabeza contra caldos de cabeza. Ahora, lo verdaderamente relevante de una afirmación así es que nos da el pie para una percepción de la historia de la humanidad (la que fue y la que viene) más adecuada a lo que es.

En rigor, si nos paramos desde el antipúlpito de la contemplación escéptica y sin muchas expectativas, es bastante posible que comprendamos con mayor claridad lo que ha sido y es el devenir humano: pequeñeces versus pequeñeces, voces intermitentes que logran estados de claridad limitados por el tiempo y las circunstancias, egoísmos, quejas, estrechez crítica y mucho ruido. Eso más que cualquier otra cosa. Y eso hoy más que en otro tiempo. Nos tentaríamos de hacer el reclamo por el estado de ‘degeneración de la juventud’, lo ‘reaccionario’ que es el establishment estudiantil o por la ‘represión estatal’ de los manifestantes del 1 de Mayo. El lugar común más común de todos: ‘Las cosas no son lo que antes’.

Pero sabemos que no es así. Si la Aldea Global (qué lindo término, dos millones de años de evolución, y en el siglo XXI volvimos al paleoindio porque ahora somos todos una gran tribu) se está encaminando al fracaso, no es más que el estado constante de crisis que ha habido desde que tenemos memoria colectiva. Entonces, las cosas no están ni tan bien ni tan mal. No nos dirigimos inevitablemente hacia el progreso y el enriquecimiento igualitario, pero vivimos mejor que hace 100 años. Sigue existiendo la misma flojera, y lo más probable es que siga siendo así; los giros radicales siguen siendo pocos y no van a ser más.

Para continuar la paradoja, recitemos mántricamente a Heráclito:
Ta panta rei kai ouden menei
Todo fluye, nada se mantiene igual. Por mucho que elaboremos paradigmas hermosamente complejos, la Tierra sigue girando

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