Saturday 16 September 2006

On the National Holidays

Let's get one thing clear from the beggining: no me agradan los saludos a la bandera. En el sentido más amplio. Las defensas a brazo partido de los países me parecen francamente ridículas. Independientemente que dentro del folklore de una cultura puedan existir elementos rescatables, no tiene sentido el dedicarse a festejar 'el cumpleaños de Chile'. Por lo demás, si uno mira con detención a los hechos de la Historia, lo menos que tuvo el 18 de Septiembre de 1810 fue afanes independentistas. El reglamento constitucional de 1811 quizás iba más en esa dirección. Pero ni modo.

This country doesn't look particularily appealing to me. Como unidad cultural en la práctica quiero decir. But that's not what I'm aiming for. Más bien, el tema del patriotismo me resulta levemente desagradable. Molesto. Andar gritando viva Chile, ver la Parada Militar (does anyone really enjoy that?!), bailar cueca (cuando es un baile tan poco agradable a la vista. Y sólo ahora hay música un poco más elaborada que las que han habitado el repertorio nacional por muuuuchos años), todos esos gestos tan para la foto.

Quizás lo único que realmente me gusta de esta fecha son los volantines. Porque tienen algo de entretención sencilla. Un trompo es francamente complicado y hasta medio peligroso. Un volantín no contiene de por sí algún riesgo o brutalidad (para que lo tenga hay que ser lo suficientemente bruto y exponerse). Quizás eso es lo que define las fiestas patrias: brutalidad. Todo los gestos son toscos. Todo es acerca de comer carne en exceso y embriagarse. Not very nice really.

También está el tema de la 'Patria' como concepto. Un abstracto, determinado por la existencia de un país, al que hay que rendirle tributo y respetar como una especie de entidad todopoderosa y sacrosanta. Se puede bromear de todo, excepto de la Patria (hoy hasta de dios podemos reirnos). Es un nuevo intocable. Hay muy pocas cosas que se comparen con ser 'antichileno'. Ello por cierto supone que uno ha cometido una especie de crímen de 'lesa patria'. No ha guardado el respeto que merecen los emblemas nacionales, no tiene interés en promover el bien nacional (aunque ello implicara alguna falta a lo correcto). El individuo carente de espírtu patriota pasa a convertirse en el homologable de un inmigrante que viene a mamar de la teta de Chile, y por consecuencia en un ser despreciable.

No se puede (menos en estas fechas) hacer la afirmación de que somos un país charcha. O como decía Parra, nos creemos país y apenas somos paisaje. Resulta francamente un suicidio social el poner el dedo en los aspectos menos glamorosos del cosmos chilensis. Quien no haga el saludo a la bandera morirá colgado en la plaza pública. Or so it seems,

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