Wednesday 4 April 2007

El conversar (que no es das Sprachen, pero en fin)

Pensaba en escribir algo acerca del valor del conversar. Background's unimportant en realidad, pero no resulta muy sorpresivo decir que es a raíz de una conversación. Una real conversación. De esas en que hay suficientes espacios para que no se avizore ningún fin abrupto ni nada. Y por sobre todo, en la que hay espacios para escucharse. En la que no existe interés alguno por demostrar superioridad o tratar de impresionar. Termina dándome algo de pena cuando uno va con todo el entusiasmo a decirle algo a alguien con la única intención de que te escuchen, y finalmente termina todo siendo acerca de lo que le ha pasado a la otra persona, de sus calamidades o alegrías que se relacionan con la tuya, como tratando de empatizar. No es conversar, o por lo menos no es buena conversación. Si de verdad te interesa alguien eres capaz de quedarte callado y escuchar todo lo que quiera decir aun al punto de escuchar lo más terrible y decepcionante. Resulta frutrante toparse con ese otro ser autorreferente que quiere ayudar pero no lo hace de la mejor manera.

Conversar hasta que se vuelve tarde, pero continuar igual. Quizás por eso las vacaciones son un momento óptimo, el asunto temporal. Ejercitar eso de hablarse y escucharse y decirse cosas que uno cree profundamente que son verdad o mentira o confesarse cosas o manifestar todas las dudas y los miedos hasta que ya las palabras se van acabando. Una especie de comunión en definitiva, un ritual de depositar la mirada sobre las palabras, sobre las cosas mismas y decir 'sí', 'no'. Difícil evitar evocar la idea de una fogata, la condición scoutiva lo hace el lugar común de conversación por excelencia. Tomando café/té/mate, lo que sea para prolongar el momento lo más posible. Ir pasando de un tema a otro, volviendo sobre los mismos, sin encontrar resolución alguna para los problemas.

Al final, las conversaciones que me terminan importando (feo usar la primera persona, pero como nadie lee esto, ni modo) son en las que puedo con toda calma expresar la falta de esperanza en las cosas. Que la humanidad, si va a alguna parte es hacia su autoextinción. Que no sirve de nada andar levantando banderas. Que si hay algo que nos puede mantener vivos es lo que cabe en el Arte (y el amor también en el fondo). Que me cargan tantas cosas. Las conversaciones que son liberadoras son en las que puedes reconocer en la otra persona a alguien que sinceramente podría estarte escuchando por horas y a quien escucharías por el doble de tiempo.

Decirse las cosas a la cara y con todos los miedos y todas las rabias y todas las pequeñas valentías y más pequeñas virtudes que uno puede, con mucho esfuerzo, juntar.

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