Monday 18 January 2010

Was nun?

Nada en los diarios alemanes sobre la elección ayer. Ninguna sorpresa en eso en realidad. Incluso podríamos decir: tampoco es una sorpresa que Piñera haya resultado electo (hablar aquí de 'ganar' o 'perder' no tiene sentido). Si era imaginable (y altamente probable) que Piñera fuese electo, eso se debe en gran medida a las propias políticas de la Concertación. No en el sentido de 'lo han hecho tan mal, que la derecha no tuvo que esforzarse'; esto es, no han sido los programas y proyectos concretos (AUGE, por ejemplo) los que, al ser mal diseñados o implementados, han generado un voto de protesta/castigo. Menos aún los 'casos de corrupción'.

La elección de Piñera tiene al menos dos líneas causales. Por un lado, el de la política partidaria: no sólo fue la inentendible negativa a las primarias abiertas, sino también la obstinación en la elección del candidato oficialista. Hoy por hoy todxs dicen 'pero por qué Frei si era el peor candidato posible?'. Otra línea tiene que ver, sin embargo, con lo que me parece más interesante e importante. El horizonte político de la Concertación, en tanto ha buscado una aceptación total del consenso (neo)liberal-capitalista, ha construído las bases para su propia caída. Esto es, en la medida en que los términos de la acción (ni qué hablar de la lucha) política se han fijado en torno a ideas de eficiencia, la Concertación ha limitado efectivamente nuestra imaginación política. El problema reside en que la política queda reducida a la lucha por la conformación de bloques políticos tecnocráticos que enarbolan de vez en cuando causas 'morales' o 'valóricas' para tratar de marcar diferencias.

Ahora bien, la pregunta que es pertinente ahora parece haber cambiado. Hoy por hoy, quienes nos ubicamos en 'la Izquierda' (por ambiguo que pueda ser el término), ya no podemos simplemente decir 'Qué hacer?'. La correlación de fuerzas hace imperativa otra pregunta: 'Y qué ahora?', es decir, ¿cómo pensar el futuro? La elección de Piñera no hace sino confirmar la urgencia de una coyuntura reflexiva que nos permita generar, para nosotrxs mismxs, la fuerza crítica necesaria para una lucha mínimamente emancipatoria y transformadora.

El error más grande residiría en leer esto en términos de una 'derrota' de la izquierda. Las lecturas de victoria v/s derrota electoral no hacen sino desviar nuestra atención. En vez de evaluar la política al nivel de la sociedad, la evaluamos en el ritual de lo político. Ello no quiere decir que dichas instancias no puedan ofrecer momentos de cambio político radical, sino más bien que hoy hemos llegado a un estado de negación fetichista ('sé muy bien que votar no cambia nada, pero voto de todos modos'). La pregunta 'Y qué ahora? [Was nun?]' implica pensar en el futuro, en tanto que aquello que aún-no-ha-llegado, es decir, en aquello por-venir. Es en ese espacio en que es urgente buscar nuevas alternativas capaces de unir lo actual con lo venidero.

Por mientras, hay que estar atentxs. El peor error siempre es sobreestimar las fuerzas propias. En la medida en que un gobierno de Piñera sea más de lo mismo, la Izquierda estará en más problemas, por cuanto la fraseología del 'enemigo en el poder' mostrará toda su falta de contenido. Also, die Frage ist, immer noch, 'Was nun?'

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