Tuesday 9 February 2010

Porqué lxs liberales (y lxs progresistas de paso) se engañan a sí mismxs

La situación política tras las últimas elecciones en Chile da la apariencia (o al menos así lo quieren presentar los sectores 'vencedores') de un desplazamiento del conflicto; desde el proyecto transicional de la Concertación v/s la mera oposición de los grupos destronados por ella, hacia una suerte de 'segunda transición', en la cual el conflicto se verificaría en la oposición liberales v/s conservadores. En la lectura de la Concertación, la pelea sería entre progresistas y 'el resto del mundo'. Lo que en definitiva resalta es que las luchas ya no podrían darse ni el campo de la posición respecto del pasado (ie, cómo asumimos los legados de la Dictadura) ni tampoco en la construcción de un proyecto alternativo al consenso refrendado por la política transicional (ie, la propuesta de un orden no-neoliberalizado).

Me parece que ambas posturas, por diferentes que puedan verse en un principio, tienen en común el presupuesto ideológico básico de cómo se circunscribe el campo de lo político. Además, me da la impresión de que ambas lecturas tienen como transfondo ideológico diversas formas de liberalismo (con excepción de la UDI, donde las cosas son un tanto más complejas, pero eso no es lo que me interesa ahora). Si por un lado, amplios sectores Piñeristas se posicionan desde un liberalismo económico nada sorprendente, hay otros que, habiendo comulgado con ideas de Marco Enríquez-Ominami, mantienen una creencia en un liberalismo social (precisamente quienes se inflaron como pavos reales - de circo - tras la inclusión de una pseudopareja gay en la franja de Piñera). Por su parte, sólo los sectores más 'radicales' de la Concertación adoptan una postura equiparable con el consenso de la socialdemocracia europea, mientras que el resto del progresismo oscila entre un socialcristianismo asistencialista y un progresismo que no es más que liberalismo con sentimiento de culpa, pero que ante la disyuntiva de salvar a un pobre o a un banco ya sabemos qué hace.

Donde se engañan lxs liberales (de casi todas las variedades) no es tanto en su praxis como en su teoría. Sostengo aquí que el problema del liberalismo es su forma de entender el funcionamiento de la sociedad, las denominaciones de lo político, las articulaciones de la economía con la totalidad de lo social, und so weiter. Al partir de la base de una subjetividad individual y abstracta, dotada de cierta 'naturaleza' (de las que se seguirían derechos inalienables, como la propiedad, la vida y bla bla...), la operación inicial de la elaboración teórica liberal deja fuera de su pensamiento la historicidad como condición de posibilidad de la reflexividad. En otras palabras, no sólo el contenido de la teorización liberal llega a ser a-histórico (los DDHH, por ejemplo, o el mercado como entidad abstracta con leyes autónomas), sino la forma de la reflexión aparece bajo la figura de un observador desencarnado de sus condiciones concretas.

A mi modo de ver, es precisamente este a-historicismo el que imposibilita en última instancia la colaboración política entre liberales/progresistas y la 'izquierda', entendida esta como el conjunto de lxs sujetxs políticxs críticxs de las relaciones de dominación actualmente imperantes. No es ninguna sorpresa que las teorías liberales de la dominación y la opresión sean ridículamente simplistas, pecando casi siempre de un individualismo que llega al paroxismo de la frase famosa de Margaret Thatcher: 'There is no such thing as society, there are only individual men, women, and families...'

Por tomar un ejemplo, la diferencia entre el liberal-progesismo y el liberal-conservadurismo respecto del conflicto mapuche es que a los progres los motiva una mala conciencia, mientras que la derecha diagnostica el problema como uno de: a) seguridad; b) propiedad (en otras palabras, cercena el proceso de opresión de las comunidades, tanto en la brutalidad de las corridas de cerco, la construcción de zanjas y la intrusión policial - violencia subjetiva - como en las consecuencias económicas de la ruralización - violencia objetiva).

¿Qué hacer entonces con el liberalismo?

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