Monday 28 June 2010

A propósito del mundial

Hay algunas cosas que me inquietan, molestan, desconciertan de todas las cosas que han ocurrido durante el tiempo que llevamos del mundial de football.

- ¿Por qué si reclamo y digo que no me gusta el football soy un amargado, pero si increpo a alguien porque no le guste leer (o el cine, Bach, ir a exposiciones) soy un intelectualoide, un snob, un arribista o un elitista? ¿Por qué es más legítimo criticar (más aún, categorizar negativamente) a alguien por unas actividades que por otras? ¿Qué hace que el football esté “más allá del bien y el mal”?

- Me da algo de cuco que el no participar de la euforia colectiva que significa (ha significado) el mundial sea equivalente a no participar de la comunidad nacional. No defiendo a la nación a rajatabla. Menos aún me interesa reivindicar el concepto fascistoide y conservador de ‘patria’. Pero hay algo que me incomoda en todo esto de que ser chileno es igual a apoyar a la selección de football (ojo con esto, porque a otros deportes se les niega esta capacidad metonímica). No tengo recuerdos de haberme sentido ‘orgulloso de ser chileno’, ni siquiera en las situaciones en donde se espera de ti que salgas a defender al país. No me interesa. Y sin embargo, no puedo decir que sea todo desechable, que la nación y el Estado sean desechables, que la comunidad política sea desechable, que el concepto mismo de comunidad sea desechable. La patria es una mentira, pero es una mentira cruel porque no es totalmente mentira.

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