Thursday 23 February 2012

Arde Aysén

Aysén, tan lejos de acá de Santiago, pero tan cerca del espíritu combativo que nos hace falta. De un tiempo a esta parte, la Patagonia hace que nos sonrojemos, todo lo que está al sur de Santiago se remece y yo siento que deberíamos escondernos de vergüenza. Nunca he ido más allá de Chiloé, no conozco esa tierra sino por referencias de personas. A ratos logro colgarme a la señal online de Radio Santa María. La tecnología de transmisión a distancia me juega malas pasadas, le juega chueco también a lxs mismxs ayseninxs. Entre toda la interferencia hay brotes de esperanza y de furia. Tomas de edificios públicos, paros generales, barricadas, campañas de acopio dirigidas por juntas vecinales, lacrimógenas por doquier, un hombre que ha visto lo terrible y que está perdiendo la vista aquí en Santiago por luchar a miles de kilómetros de distancia. Allá hay un país en otro tiempo.

Santiago manda ministros a 'dialogar' acompañados con cientos de brazos que apalean. Las escenas que vivimos en agosto se repiten en otros espacios. Las fuerzas represivas parecen incapaces de abandonar su compulsión de repetición, están atrapadas en su propio eterno retorno. Crudo, pero cierto: no tienen habilidad alguna para distinguir los contextos. Seguramente habrá, entre todxs esxs carabinerxs, algunx que esté sórdidamente feliz por haber viajado a conocer un lugar del todo foráneo. Tal vez más de unx. Lo único que mandamos de esta ciudad para Aysén es combustible de rabia. Como si la indiferencia gélida del resto del año no fuera suficiente, las benevolentes autoridades no encuentran nada mejor que enviar a dos ministros que pueden darse el lujo de prometer la expurgación de todas las culpas. En este país los anuncios políticos se hacen con la facilidad de las listas de supermercado, pero lxs políticxs no quieren enterarse que los supermercados sólo venden a crédito para quienes no tenemos largas billeteras internacionales.

Mientras lxs compañerxs de Aysén se mojan en sus barricadas, ¿qué hacemos nosotrxs? Concentraciones, solidarización. El repertorio es similar al que interpretamos durante la huelga de hambre de los presos políticos mapuche en 2010. La frase de moda de la 'instantaneidad' de los nuevos medios de comunicación, de las tecnologías 2.0, no hace sino evidenciar la falsa promesa de la sutura de las distancias que nos promete un lado de la modernidad. Nuestro fracaso sería creer que la orgía comunicacional de las plataformas de internet es capaz de reemplazarnos. Hoy tendríamos que aprender a trabajar esa distancia, volvernos nuevamente conscientes de lo que significan esos kilómetros y esas horas. Si el conflicto se solucionase con 'traer a la presencia' a lxs compañerxs de Aysén, aquí en Santiago, entonces estaríamos dando otra batalla. Precisamente lo que se está reclamando es que se pueda mantener una humanidad a la distancia. A ver si las señales de humo nos alcanzan.

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