Tuesday 21 February 2012

Codorniz

¿A qué podemos todavía sentirnos apegados? Unas codornices sobre el árbol y ya está. Sentir que el fracaso se signa en no poder dar protección a un animal que ignora su indefensión. No se trata de filosofemas baratos ni animalismo sensacionalista, sino abrirse y hacerse vulnerable frente a un pajarito que apenas nota mi existencia. Escucho codornices en algún lugar del patio, con sus penachos ridículos, solemnes y torpes haciendo ruido. Los movimientos de una codorniz son todo lo opuesto a la gracia, y me obligan a pensar compasivamente. Me dan miedo en su redondez, o me provocan más bien una ansiedad. Temo por el destino de cinco o seis pájaros cuyos sonidos revelan su presencia demasiado fácil. ¿Cómo no sentirse atado a la fragilidad de un pájaro?

No comments: