Wednesday 17 June 2015

(De Guadalupe Santa Cruz)

Los bosques están en la garganta, no pueden retirarse. La hoja mojada del rocío en el pliegue húmedo de la hoja entre piernas, nervadura, pequeño enervamiento que se abre y reparte sus partes de líquido por las filigranas, canales, canales que se empujan y brotan y esparcen, hilillos hasta la saliva, hasta las gotas de sudor, hasta los desmayados poros. Los bosques tumefactos, los bosques boquiabiertos y en el desmán el tronco de una lengua. Pido más lengua para pronunciar lo que sin palabras y porque al bosque la tala no llega, ni el tiempo. Necesito de la lengua que no va a modular, escoger el silencio en la lengua sin habla sino animal de amenaza y fuerza en el callar, que eso es lo que escucho en el bosque tremendo y manso, al alcance de la mano nunca. (Desearía escuchar el "nunca" que viene de ti, convidado en ti. La lengua ya no, me acurruco contra ti, y duermo. O hacemos sepentear nuestras lenguas jalando del corazón de cada cual, cuerpo adentro).

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