Tuesday 8 August 2006

Bukowski (Rimbaud psicotrópico)

En el contexto de la poesía de postguerra, después del estallido de las vanguardias (y de los ‘ismos’), salta sobre nosotros el trabajo poético de un artista que fácilmente se tiende a clasificar de ‘trasgresor’. Pero más allá de las categorizaciones fáciles, sucede que en Bukowski observamos una versión de Rimbaud que difiere notablemente de otros. Como expresara el poeta “Le poète se fait voyant par un long, immense et raisonné dérèglement de tous les senses[1]. Bukowski practica en si mismo (con más o menos ayuda de estupefacientes) este desarreglo sensorial. Su poesía no es una mera representación fiel de la realidad sin vericuetos retóricos con el fin de ‘embellecer’, sino que se trata más de una realización de la conciencia en el papel. Observamos entonces parte del proceso del vidente. Haciendo un pequeño alcance; Nietzsche es ya un vidente, mientras que Bukowski es el vidente que será. Asimismo, el germano-estadounidense se constituye como el tipo de vidente (con rasgos de gurú tibetano-californiano) que puede pedírsele a una época capaz de gestar sucesos como Mayo ’68 o las protestas en contra de la Guerra de Vietnam. De alguna forma, es una mezcla de filosofía zen con experimentación literaria dispuesta a perfeccionarse mediante la osadía de la creación que no pretende hacer un manifiesto de sí misma, sino más bien contribuir al propio proceso del vidente. Y sin embargo, no pareciera haber una total finalización del camino; más bien, lo que nos muestra el trabajo de Bukowski es que el convertirse en vidente es más una disposición creativa, un estado mental que nos abre a divergencias preceptúales innegablemente productivas. En definitiva, una actitud de vida que se entrega a la expansión de la psiquis en pos de la Poesía.

[1] El poeta se hace vidente por un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos. Carta a Paul Demeny

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